Por Alejandro Sciscioli
Bajo los títulos Así inició el Wine Lovers Tour Chile 2015 y Wine Lovers Tour Chile 2015 (día 3) se narraron en este portal los primeros tres días del viaje organizado en conjunto por In Vino Veritas Club Privado y Parawine.com para conocer un total de 11 viñas en Chile, que se concretó entre el 12 y el 17 de mayo pasados.
En esos materiales se buscó comentar del modo más sintético posible todo lo vivido desde la llegada a Santiago hasta el final del día 14 de mayo, con una cata en la mágica cava de Viña Lapostolle.
Ahora, siempre tratando de ser breve, cerraré el relato compilando en un solo texto tres jornadas a puro vino en las cuales catamos referencias excelentes, comimos en lugares de alta gastronomía y conocimos gente maravillosa.
VIÑA IDNÓMITA. La primera parada del viernes 15 de mayo fue en Viña Indómita, cuya bodega está enclavada en lo alto de un pequeño cerro, en pleno Valle de Casablanca. Y al llegar, nuevamente nos maravillamos al ver que nos recibían con la bandera paraguaya flameando. Todo un orgullo.
Fuimos recibidos por Sebastián Guajardo, quien nos acompañó durante el recorrido a la bodega, que recientemente terminó una importante ampliación de su capacidad productiva: de los 6 millones de litros que anteriormente podía elaborar, ahora están en condiciones de sacar 8 millones al mercado.
Y de las modernas instalaciones pasamos a unos viñedos plantados en terrazas, donde pudimos vivir la experiencia de la poda, para finalmente pasar al salón de cata donde degustamos 6 vinos muy interesantes.
Primero disfrutamos Indómita Duette Chardonnay 2013, elaborado con uvas de Casablanca, meloso en nariz y con fresca acidez en boca. Seguidamente llegó a las copas el siempre rico Indómita Duette Pinot Noir 2014, también de Casablanca, donde se perciben fruta negra, café, mermelada de frutilla y un leve recuerdo a pimienta. Y en boca, muy fresco.
Luego degustamos dos espumantes elaborados con el método Charmat, un Brut Blanco y un Brut Rosé, el primero elaborado con uvas Chardonnay y Pinot Noir y, el segundo, con Pinot Noir y Pinot Gris. Los dos, muy fresquitos y fáciles de tomar.
Luego llegó un blend tinto del Maipo, Indómita Duette Cbaernet Sauvignon Carmenere 2013, con una crianza de 15 meses en barrica, que sorprende en boca por su prolongada acidez. La cata concluyó con otro Cabernet Sauvignon del Maipo, Zardoz de la cosecha 2013, complejo en nariz y aterciopelado en boca.
El broche de oro llegó con un almuerzo muy bien servido, con vista al valle, en el cual volvimos a disfrutar varias de las etiquetas catadas.
VIÑA SANTA CAROLINA. Al terminar la suculenta comida, nos dirigimos raudamente a la hermosa construcción que Viña Santa Carolina posee en pleno Santiago, la única bodega que aún funciona dentro de la capital chilena. Aunque en realidad el trabajo allí no es pleno, ya que la última cosecha procesada en el lugar fue en 1960.
Allí fuimos recibidos por Martín Barros, su export manager, quien personalmente nos brindó una visita guiada por las antiquísimas instalaciones, declaradas patrimonio nacional de Chile. Tan bello es el sitio que, de manera frecuente, en el mismo se realizan eventos de todo tipo. Cuando nosotros estábamos realizando la recorrida, un ejército de trabajadores estaba dejando todo a punto para la celebración de un casamiento. ¡Qué romántico!
Especialmente bella es la sala de barricas, que se encuentra 10 metros bajo tierra en un subsuelo construido tan sólidamente que resistió todos los terremotos que golpearon el país desde 1875, año en que bodega y casona se edificaron.
Y claro, no podía faltar la cata. Primero probamos uno de mis Sauvignon Blanc favoritos en el universo, proveniente del famoso Valle de San Antonio, de la línea Specialties, cosecha 2014, muy intenso, herbáceo, mineral y con esos toques tan sugestivos a espárragos, y fresquísimo en boca. Luego, disfrutamos el Santa Carolina Reserva Chardonnay 2014, de Casablanca, intenso y meloso en nariz, vivaz y de buen volumen en boca. En tercer término le llegó el turno al Santa Carolina Reserva Pinot Noir 2014, de Leyda, rico y muy intenso (fruta roja, café mermelada).
El cuarto vino en llegar a las copas fue Santa Carolina Gran Reserva Petit Verdot 2012, del Valle de Rapel: complejo, mineral y especiado en nariz, y con gran cuerpo y estructura en boca. También catamos dos vinos de la línea Reserva de Familia, uno Carmenere 2012 y el otro Cabernet Sauvignon, de la misma añada, ambos con potente estructura.
El gran final fue con uno de los íconos de la viña, VSC, blend compuesto mayormente por Cabernet Sauvignon, Syrah y Petit Verdot, que enamora por su compleja nariz, su cuerpo potente y largo final en boca.
De ese modo culminábamos los paseos programados para el día y, por ello, rápidamente nos dirigimos al Hotel Plaza el Bosque Nueva Las Condes, donde nos alojamos.
Y luego, con mi esposa tuvimos el gran placer de conocer dos nuevos amigos: Soledad Lama y Diego Salas, periodistas encargados de generar los contenidos digitales de Viña Concha y Toro, quienes nos invitaron a cenar en un hermoso restaurante, denominado Kilómetro 0. El delicioso menú a base de frutos de mar y los vinos degustados, en este caso, fueron lo de menos. Quedamos encantados con estos jóvenes profesionales tan comprometidos con su labor. ¡Muchas gracias por su calidez! ¡Los esperamos en Asunción!
VIÑA EMILIANA. Al día siguiente, sábado 16 de mayo, la siguiente etapa del periplo fue Viña Emiliana, en el Valle de Casablanca. Esta casa de vinos se destaca por ser un establecimiento certificado como orgánico y biodinámico, filosofías productivas que implican el respeto absoluto por el ambiente y el entorno, la no utilización de agroquímicos y el uso de animales, cultivos e insectos que les permitan generar abonos y controlar plagas de modo natural.
Camilo Torres, nuestro anfitrión, nos llevó a conocer los viñedos, los corrales de animales y los huertos orgánicos de los empleados de la viña (que cultivan para su consumo personal). El guía comentó que el esquema de control de viñedos se repite en todos los fundos, que además de Casablanca, se encuentran en Maipo y Colchagua.
Y luego, como corresponde, nos fuimos a catar. Primero probamos Adobe Reserva Sauvignon Blanc 2014, muy fresco e ideal para nuestro caluroso clima. Luego, nos sorprendimos con Novas Gran Reserva Viognier 2013, complejo y fresco. El primer tinto en las copas fue Signos de Origen Cabernet Sauvignon 2011, que “cabernetea” muy bien en nariz y obsequia un final medio a largo en boca. Del blend Coyam 2011 (38% Syrah, 31% Carmenere, 19% Merlot, 10% Cabernet Sauvignon, 1% Morvedre y 1% Malbec) qué más podemos decir que no hayamos escrito antes en esta web: es fantástico, ¡no dejen de probarlo!
El toque final fue con otro blend de alta gama Gê 2011 (38% Syrah, 47% Carmenere y 15% Cabernet Sauvignon), el ícono de la viña: complejo en nariz y con buen cuerpo, volumen y estructura en boca (donde se destaca por su placentero y largo final), hizo la delicia de todos.
Rápidamente pasamos por la tienda para adquirir algunos souvenirs en estado líquido y, luego, nos dirigimos al Mercado Central de Santiago para un almuerzo reparador. El restaurante sugerido por don Sergio, nuestro chofer, fue El Galeón. Y hacia allí nos dirigimos para una comida pantagruélica que incluyó centolla, ceviches de distinta clase, cazuelas de mariscos y erizo, entre otras delicias, todo regado con un rico Sauvignon Blanc y un fantástico Tequila 1800 Añejo, aportado por Roberto Peña Cid, quien cumplía años ese día y lo celebraba con nosotros, viajando.
VIÑA CONCHA Y TORO. Después de semejante comilona era necesaria una caminata suave para ayudar a la digestión, cosa que pudimos conseguir al visitar a este gigante vitivinícola en su casona de Pirque. Es tan grande y convoca a tantas personas que asusta: la cantidad de turistas en el lugar no podían contarse por contingentes, sino por hordas.
La experiencia en este sitio, no obstante, es otra cosa. Y de hecho resulta bastante singular, ya que hay pequeñas degustaciones mientras dura el recorrido y, por supuesto, una cata final. Así, antes de arrancar brindamos con un fresco Casillero del Diablo Brut; luego, en el primer descanso de la caminata y al culminar la visita a los viñedos de donde salen las uvas para la línea Terrunyo, nos agasajaron con el oportunamente fresco (debido al calor de la tarde) Casillero del Diablo Sauvignon Blanc 2014; posteriormente ingresamos al famoso Casillero del Diablo, con proyección de una animación en la que se explica la leyenda, efectos especiales incluidos, para degustar finalmente el siempre rico Viña Concha y Toro Serie Riberas Carmenere 2013 y Trío Cabernet Sauvignon 2013 (que se elabora también con Cabernet Franc y Tannat).
En la degustación final, ya en una sala de cata, se nos explicó todo lo que implica para Concha y Toro la línea Marqués de Casa Concha, y por ello pasaron por nuestras copas unos fantásticos Sauvignon Blanc 2014, Merlot 2012, Carmenere 2012 y Cabernet Sauvignon 2013.
El broche de oro se dio con el descorche del siempre fabuloso Don Melchor, multipremiado ícono de la casa, cosecha 2010. Complejidad, estructura y elegancia se conjugan en este gran vino, que no puede faltar en tu copa.
Esa era nuestra última noche en Santiago, y por ello nos reunimos a cenar en un hermoso sitio denominado La Pescadería de Walker, donde la comida fue un verdadero show de pescados y mariscos.
VIÑA UNDURRAGA, Y DESPEDIDA. El domingo 17 de mayo hicimos check out en el hotel y, de allí, raudamente nos dirigimos al Fundo Santa Ana, en el Valle del Maipo, adonde nos esperaba Claudia Sánchez, la amorosa export manager para Latinoamérica de Viña Undurraga.
Nuevamente realizamos hermosas recorridas por viñedos y bodega, aunque en este caso particular también pudimos ingresar al museo Gente de la Tierra, con el que la viña rinde homenaje a los habitantes originarios de esa zona de Chile.
También ingresamos a una calicata, un pozo en cual es posible observar el perfil de suelo de los diversos viñedos.
Mientras aguardábamos que estuviera listo el almuerzo, brindamos en los jardines con Undurraga Brut (elaborado con las variedades Chardonnay y Pinot Noir) y, finalmente, nos sentamos a una mesa ubicada en un salón señorial.
El menú fue excelente, incluyendo un inédito y delicioso carpaccio de avestruz, y la degustación, óptima: incluyó Alliwen Reserva Sauvignon Blanc 2014, T.H. Pinot Noir 2013, Undurraga Founder’s Collection Carmenere 2012 y un delicioso Late Harvest de Semillon y Gewürztraminer para acompañar el final dulce.
Quedaba apenas tiempo para algunas compras en uno de los malls de Santiago y, finalmente, llegar al aeropuerto para el retorno.
Volvimos a Asunción a la medianoche de ese mismo domingo, exhaustos pero contentos por haber rendido culto al vino y a la amistad, en partes iguales, durante el Wine Lovers Tour Chile 2015. ¡Salud!
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N. de la R. Para ver todas las fotos de los tres últimos días de viaje, CLIC ACÁ.
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