Por Alejandro Sciscioli
Para quien firma estas líneas, la cultura japonesa no es exótica ni le resulta ajena: casado con una mujer cuyos padres nacieron en la hermosa tierra del sol naciente, comprendo muchos aspectos culturales, comparto valores y amo su maravillosa gastronomía.
Por ello, siempre es un placer participar de encuentros, ferias y actividades varias que organiza la colectividad, así como sentarme regularmente a las mesas de los restaurantes que japoneses y descendientes abrieron en Asunción y alrededores.
El pasado miércoles 22 de julio, sin embargo, tuve una oportunidad de oro: Kaz Shimizu, un ingeniero de sonido japonés ya jubilado y entusiasta promotor del sake, propició una cata y cena maridaje de la famosa bebida tradicional, con platillos típicos de su país.
Y por supuesto que allí estuve para vivir una experiencia que terminó siendo reveladora en muchos aspectos.
El encuentro se desarrolló nada menos que en la propia embajada japonesa en Paraguay, siendo anfitriones el embajador Yoshihisa Ueda y su esposa, la adorable Yumi Ueda. El responsable del menú fue el chef oficial de la delegación diplomática, Kazuya Sirane, quien desplegó todo su talento y demostró por qué está al frente de la cocina.
Vale destacar que la sommelier Alicia Sosa también fue invitada para vivir la experiencia y apreciar los maridajes propuestos.
CEREMONIA DEL TE. Tras las presentaciones de rigor y luego de una agradable conversación, cumplimos rigurosamente con la primera parte de la agenda. Pasamos a un salón donde el diplomático en persona y su esposa ofrecieron a los visitantes la milenaria ceremonia del té, algo que es considerado el mejor agasajo que un anfitrión puede brindar a sus invitados, y que sin dudas fue para nosotros un gran honor.
Para acceder al lugar ceremonial pasamos por un típico jardín japonés, con estanque repleto de peces incluido. Sin dudas un pequeño paraíso en plena ciudad.
Como corresponde, los invitados sostuvimos los tazones del modo correcto y dimos las vueltas a los mismos la cantidad de veces necesarias, al igual que tomamos el té con los tres sorbos indicados en el protocolo.
Según se nos explicó, el estilo adoptado para esa oportunidad fue el “campestre” (como si la ceremonia fuera desarrollada al aire libre), por lo que no fue necesario sentarnos en el espacio especial “alfombrado” con el tatami tradicional. Aunque sí luego pasamos a ese sitio para las fotos de rigor.
Y luego, nuevamente al salón principal para vivir una experiencia que fue un deleite para los sentidos.
LA CENA Y EL SAKE. Ya sentados a la mesa, el señor Shimizu recordó que el sake se elabora a base del fermento de los almidones que se obtienen de algunas clases especiales de arroz, algo que a los vineros nos resultaría familiar si, por ejemplo, comentáramos sobre las características de las distintas variedades de uva.
¿Cuál fue el menú? Selección de tres delicias de la cocina japonesa; Sopa al vapor en cerámica; Tempura; Verdura al estilo japonés; Sukiyaki; Helado de té verde y frutas.
¿Qué se bebió? El orden de servicio fue el siguiente: Aoi (Rojoh hana ari Aoi, cuya traducción significa Flor azul en la senda), Dassai y Sakura-Masamune.
Si bien los tres productos son muy distintos entre sí, puede destacarse que todos tienen en común muy agradables notas frutales en nariz, especialmente el segundo (Dassai), el cual obsequia claros aromas a piña. También el tercero (Sakura-Masamune) ofrece recuerdos florales delicados. En boca resultan armoniosos y siempre deliciosos.
También tuvimos oportunidad de probar Chaya Umeshu (licor de ciruelas), Kiku-Masamune (sake caliente) y Yuzu (licor espumoso de cidra, que es una variedad de limón).
En este caso, los maridajes entre los platos típicos y el sake fueron exactos: la comida potenció a la comida, y viceversa.
Los anfitriones invitaron a que pasemos a la sala de estar para seguir la velada, que se extendió hasta bien entrada la noche y concluyó luego de una divertida charla.
Sin dudas, la cultura del Japón es un universo por descubrir. En Paraguay conocemos a su gente, debido al trabajo que la colectividad realiza. También bastante de su rica gastronomía. Ahora queda descubrir los misterios del sake, esa bebida sobre la cual sentimos hablar mucho, pero que hemos probado poco y nada.