Por Daniel Fassardi
Recientemente inicié una serie de notas con la firme idea de ir compartiendo con los lectores de este sitio las características de aquellos vinos que más me entusiasmaron durante esta extensa cuarentena, en la cual por fortuna los buenos descorches se multiplicaron.
En el artículo anterior el destaque estuvo puesto sobre un muy interesante blend argentino. Hoy, el elegido es un tinto europeo de muy buena relación precio calidad, elaborado bajo la famosa denominación de origen española Ribera del Duero. Puntualmente, me refiero a una etiqueta recientemente nueva en el mercado, que lleva el nombre de Pagos de Quintana Crianza.
Se trata de un vino elaborado íntegramente de Tinto Fino, la manera en que se le llama en esa zona a la Tempranillo, que cuenta con una crianza mínima de 12 meses en barricas de roble americano y una guarda en botella mínima de 12 meses antes de salir al mercado.
¿Con qué me encontré en la copa? Con un vino de veras muy interesante, cuyo precio sugerido al público es de G. 126.000 (unos US$ 19, al cambio del día). En nariz presenta una buena intensidad, que se incrementa a medida que el vino se oxigena, con notas a fruta negra madura, especias, pimienta negra, regaliz y claros toques aportados por el roble (fundamentalmente coco y chocolate). En boca es seco, de buena acidez, gran cuerpo, taninos robustos y alcohol alto, obsequiando un largo final donde sobresalen las notas frutales y terciarias. En verdad, ¡muy rico!
Al igual que ocurrió con el vino de cuarentena anteriormente descripto, esta etiqueta fue disfrutada en la soledad del hogar, durante dos noches consecutivas, en las cuales la magia del delivery fue convocada: en la primera el plato elegido fue la Big Costi de Bear Burger (tremendo maridaje) y, en la segunda, la Hamburguesa Clásica de Costilla de El Santo (otra armonización perfecta).
Al terminar la botella, mientras miraba la copa, meditaba en lo mucho que cambió durante esta crisis la vida de las personas. Di las gracias a los poderes celestiales por tener la posibilidad de seguir descorchando aún en épocas de emergencia y subí el volumen de la TV para reproducir en Netflix la nueva serie que estoy siguiendo. Ello me llevó a otro pensamiento: estas veladas de descubrimiento vitivinícola iban acompañadas de momentos especiales con personas entrañables. Acto seguido pensé “ya volveremos a juntarnos”, toqué play en el control y me dispuse a disfrutar de un nuevo capítulo.
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