Por Rubén Darío Lugo

¿Por qué Enclave no es un vino chileno más? Es una interrogante que no duraría mucho en el tiempo, mientras la respuesta surja natural y convincente de parte de Ángel Marchant, enólogo de Viña Ventisquero (Chile), quien con toda autoridad nos guía por el mágico mundo que rodea a la última creación de elite de este viñedo, y que es esperada con ansias por los amantes paraguayos del vino.

Parawine.com se nutre placenteramente de los especialistas, y en este caso la conversación con el experto chileno, quien visitó el país para presentar la exclusiva línea de alta gama que pronto, a fines de noviembre próximo, desembarcará en el mercado local, discurre amena y con referencias bien precisas en cuanto a las bondades de Enclave, el nuevo ícono y niño mimado de la viña.

La evolución para llegar al perfil deseado de este producto es reflejada fielmente por Marchant: “Nació como una necesidad de la viña Ventisquero, en la búsqueda de un gran Cabernet Sauvignon, gama que ocupa el 30% de los vinos chilenos”, inicia el enólogo.

Luego de muchas búsquedas en los valles de Chile, que llevaron siete años de pesquisa, la viña pudo encontrar pequeños cuarteles ubicados en el Maipo Alto, zona de la precordillera, donde también nacen los mejores Cabernet Sauvignon trasandinos en lo que hace a su estructura y elegancia.

Los miembros del equipo enológico de Ventisquero (además de Marchant se puede nombrar a Felipe Tosso, el enólogo jefe de la viña) invirtieron en pruebas y repruebas hasta que encontraron un nicho, ensayando e intentando encontrar la línea que debía ser perfecta. Cuando se logró la meta, recién se decidió exponer el ansiado resultado de manera comercial.

“Salimos a ganar con una propuesta de vino distinto, con mucha fruta y estructura, amigable y de alta gama”, sintetiza el enólogo al transmitir las notas más peculiares que diferencian a Enclave del resto. Una verdadera invitación a la cata.

El valor agregado que trae consigo esta destacada novedad es que, luego de la primera cosecha y presentación en el país de origen, obtuvo muy buenos puntajes de la crítica. “Armó ruido”, califica Marchant con un entusiasmo que va in crescendo, porque a esta altura de la entrevista el referente es pura emanación apasionada sobre la propuesta que ofrecerá esta flamante línea en nuestro ámbito.

El enólogo invita -a quienes tendrán el privilegio de estar frente a Enclave- a que no tengan miedo a probarlo, ya que cuenta con mucha personalidad, presentándose solo. Del catador sólo se espera la captación, la oxigenación correspondiente y, si lo gusta, una ideal decantación de cuarenta y cinco minutos, “porque dejará a todos contentos y extasiados”.

La decantación permitirá -al decir de Marchant- que surjan las mejores expresiones del vino, florales y frutales; con gran complejidad y elegancias tras haber estado en barricas francesas nuevas durante dos años; y otro año y medio en guarda de botella. Resulta especial para maridar con grandes cortes de carne, con comidas exóticas y grandes quesos, adelanta el experto.

LOCURA CONTROLADA. La capacidad de hacer mezclas pequeñas de vino, desde poco más de 200 litros a mayores capacidades, y con la eficiencia de entregar lo que el cliente necesita, forman parte de lo que Marchant llama la “locura controlada” que caracteriza a la viña Ventisquero; en el sentido de brindar siempre nuevas propuestas, de ir en búsqueda de la fruta ideal en su mejor expresión, además de proponer vinos con identidad. El enólogo apunta detalles imprescindibles, como la innovación, autoevaluación y correcciones, con diseño de nuevas técnicas.

Con respecto al mercado paraguayo, expresa que viña Ventisquero percibe que el consumidor local está siendo capaz de probar nuevas alternativas; que es llano y abierto a las novedades.

“Tendremos que crear la forma de seguir abasteciendo a un mercado en crecimiento”, destaca finalmente.