Por Alejandro Sciscioli
Quien espíe mi perfil de Twitter podrá leer que me presento como un “Periodista todólogo devenido en comunicador del vino, amante del cine, el jazz y los libros, empresario, editor de http://www.parawine.com”.
Pues bien, hace unos cuantos años atrás yo estaba absolutamente convencido de que podría ganarme la vida como cronista cinematográfico. De hecho, me enfoqué muchísimo en el tema: publicando críticas en el diario El Día (tres años), en el diario Noticias (dos años, como editor del suplemento Todo Cine), en las revistas Cinemedia y Magacine (en ambos casos, cofundador) y en varias radios de AM y FM. Incluso me animé a coescribir una serie de fascículos coleccionables sobre la historia del cine.
Temas ajenos a mi extrema cinefilia hicieron que abandone la parte profesional, aunque la pasión siempre quedó encendida en el fondo de mi corazón. Sinceramente, después de decir “basta” jamás me planteé volver a escribir alguna crítica, hasta que hace unos días atrás tuve oportunidad de ver la película que en Paraguay se estrenó con el título “Chef: La receta de la felicidad”.
Me guardo los motivos del alejamiento, así como los de este fugaz retorno. Y paso de lleno a meter las manos en la masa del film.
MUCHAS CACEROLAS EN LA PANTALLA GRANDE. En estos años vi mucho cine relacionado con el fantástico ejercicio de comer y beber, y bien podría decirse que el universo de los fogones y los mundillos que los rodean seducen regularmente a realizadores de toda clase.
La tentación de presentar esos universos como mágicos hizo patinar a varios intentos. Y, si bien no está exenta de fantasía, la película escrita, producida, dirigida y protagonizada por John Favreau seduce con una trama cándida y unos personajes un tanto pintorescos.
La trama nos muestra al chef de un restaurante (Favreau), quien se ha ganado un cierto prestigio en su ciudad. Pero un desafortunado cruce de ironías en las redes sociales con un crítico gastronómico bloguero (Oliver Platt) hace que pierda su trabajo y la autoestima. No le queda más remedio que volver a las fuentes, es decir, a crear, a arriesgarse, a buscar el modo de reivindicarse tras la humillación de un video en el cual hace el ridículo, que fue subido a YouTube, cuando discutía con el crítico. Pero eso no es todo, en el medio está en juego nada menos que la relación con su pequeño hijo.
VARIOS TEMAS. En este guión original pergeñado por Favreau (conocido por dirigir Iron Man, Iron Man 2 y Cowboys versus aliens) se destacan varios aspectos.
En primer lugar tenemos al genio (el chef, cuyo nombre es Carl Casper) en busca de su libertad creativa. También están el niño (Emjay Anthony) y el padre buscando construir una relación, que en realidad está bastante complicada tras el divorcio del cocinero con su esposa (la siempre chispeante Sofía Vergara).
Al mismo tiempo se plantea la lealtad a toda prueba, encarnada en la figura de Martin (John Leguizamo), quien era el souz chef en el restaurante de donde Carl fue despedido.
Tal vez lo más interesante es la manera de mostrar el modo en que las redes sociales toman protagonismo en las vidas de las personas y, hoy, quienes ganan visibilidad a través de ellas se transforman en una suerte de celebridades.
Otro aspecto que suma atractivo es la “road movie” que se plantea a partir de la mitad del filme, cuando nuestro antihéroe protagonista cruza todo el país con su nuevo proyecto gastronómico con el que intenta redimirse y reinventarse: una food truck.
También aportan glamour las breves participaciones de figuras como Dustin Hoffman (dueño del restaurante de donde Carl es despedido), Scarlett Johansson (miembro del staff del mismo restaurante) y Robert Downey Jr. (un ex marido de la ex esposa del chef).
Pero claro, tal como fuera ya señalado, el tono de comedia ligera hace que el espectador tenga que tragarse mucha candidez, ciertos facilismos narrativos y una gran dosis de edulcorante. Tan edulcorada está la trama que, ni bien esta es planteada, ya intuimos cómo va a terminar la película. Aunque claro, siempre es bueno ver el modo en que los personajes solucionan sus conflictos.
Aún así, vale la pena sentarse un par de horas, con un buen balde de pororó en el regazo, para ver esta película, distraernos de la locura diaria y recordar que, si estamos de humor, siempre hay tiempo para volver a analizar algunas de las grandes obras maestras del séptimo arte sin morir en el intento.
Degustando el film “Chef: La receta de la felicidad”
Nuestro editor vuelve a su primer amor, el cine, y analiza algunos aspectos de la película dirigida y protagonizada por John Favreau, que hace un par de semanas se estrenó en nuestra ciudad.
Noviembre 19, 2014