Por Alejandro Sciscioli
Bajo el nombre de “Colomé, una bodega con más de 180 años de historia” comenté la primera etapa del viaje a las principales zonas vitivinícolas argentinas que incluyó, además de Salta, las provincias de Neuquén, Río Negro, San Juan y Mendoza.
En ese primer tramo viajamos de Salta capital a Colomé. Y luego de terminar esa parte del trayecto, la parada siguiente en del itinerario salteño era Cafayate, un lugar sobre el cual cada vez se habla más y más en publicaciones especializadas y de donde salen unos vinos extraordinarios.
En realidad fue difícil decir adiós a Bodega Colomé. Pero la apretada agenda indicaba que debíamos partir raudamente, realizando algunas paradas intermedias para las fotos de rigor.
Uno de los puntos más famosos de los Valles Calchaquíes (que se extienden como una medialuna desde Salta al norte, hasta Catamarca al sur), Cafayate debe su renombre por ser el lugar en el mundo donde el Torrontés argentino mejor se expresa. Aunque descubrimos que también el Malbec y el Cabernet Franc tienen mucho para expresar.
Al anochecer del 11 de febrero llegamos a ese hermoso valle, transitando la mítica Ruta Nacional 40 (que une Argentina de norte a sur, siempre cabalgando los andes). Lo que más llamó la atención fueron las hectáreas y hectáreas de viñedos plantados, todos cargados de fruta esperando la inminente cosecha.
Finalmente nos alojamos y cenamos en el hotel Altalaluna, propiedad de la bodega Tukma, la primera en ser visitada al día siguiente.
DESAYUNO DE LUJO, DÍA DE LOCOS. Una mención especial se merecen los panes artesanales y las medialunas que devoramos sin compasión durante los dos desayunos disfrutados en el hotel. Sus sabores insuperables y las texturas crocantes o esponjosas, según la variedad, arrancaron comentarios elogiosos a todo el grupo.
Tras el desayuno arrancó un día frenético que terminó cuatro bodegas y más de 30 vinos después.
La primera parada fue en Tukma, adonde nos aguardaban el enólogo José Luis Mounier y uno de los propietarios, Fernando Maurette.
En la recorrida de rigor por las pequeñas instalaciones supimos que esta bodega cuenta con apenas 2 años de vida, aunque el proyecto tiene 8 años. La finca en Cafayate posee 10 hectáreas, mitad Cabernet Sauvignon, mitad Malbec.
Pero también la empresa cuenta con viñedos en otros terruños: Huacalera (sobre faldeos que miran al río Grande de la Quebrada de Humahuaca, a 2700 metros de altura), Tolombón (ubicado en el corazón de los Valles Calchaquíes, a 1700 metros) y Angastaco (en el corazón de los Valles Calchaquíes).
Asimismo, en este momento la bodega se encuentra produciendo unos 150.000 litros anuales, contando con una capacidad máxima de producción de 250.000 litros. Los mercados externos a los que llega son Alemania, Francia, Austria, EEUU y Brasil.
Y luego, sí, llegó el momento de la degustación:
Tukma Torrontés Reserva 2012. Este vino, con el cual iniciamos la cena la noche anterior, tiene lo que el consumidor puede esperar de un Torrontés: nariz con claras notas a jazmín, fruta blanca, lichi, un toque cítrico y un suave dejo a yogur, mientras que en la boca resulta vivaz, con muy buena acidez y frescura. Sus uvas provienen de Angastaco y 5% del vino fue fermentado en madera.
Tukma 2.670 Sauvignon Blanc. Un hallazgo. Su nombre hace referencia a la altura donde se encuentran plantados los viñedos en la Quebrada de Humahuaca. Su nariz es excelente con muy claras notas a espárragos y pimiento verde, más notas herbáceas a ruda y toques a pomelo. Entra muy bien boca, con gran vivacidad, acidez y frescura; en retronasal aparecen notas a pomelo. Imperdible.
Tukma Gran Torrontés 2011. Un hijo de Cafayate muy diferente. Fue fermentado durante 8 meses en barricas francesas y americanas, como si fuera un Chardonnay, sin proceso maloláctico. En nariz es elegante, con presencia de notas a fruta blanca, espárragos, pimiento verde, frutos secos y un suave dejo floral. En boca es vivaz, se percibe buena acidez y unas interesantes untuosidad y volumen.
Tukma Gran Torrontés 2012. Elaborado como el vino anterior, su nariz es más fresca y vivaz y se perciben las mismas notas que el 2011. En boca es “más Torrontés”, con excelente acidez y frescura y notas retronasales frutadas.
Tukma Rosé de Malbec 2013. De nariz fresca y frutada (cereza y frutilla), este vino enamora por su boca muy fresca, buena acidez y final frutado. Esta es la primera cosecha.
Tukma Reserva Malbec 2010. De nariz muy expresiva en la que aparecen plenos los frutos rojos, más notas especiadas, florales y a chocolate, en boca tiene una entrada dulce y picantita; hay taninos suaves, pero presentes.
Tukma Reserva Cabernet Sauvignon 2012. De nariz muy expresiva y frutada, cuando se le deja respirar aparecen notas a pimiento rojo. En boca se siente con cuerpo y volumen, hay taninos presentes pero no molestos y un final con notas retronasales a fruta.
Tukma Gran Corte 2010. Está compuesto de Malbec (65%), Cabernet Sauvignon (15%) y Tannat (20%). Lo particular de este vino es que primero se realiza el corte y luego la crianza en madera. Posee una nariz compleja, con notas especiadas y a fruta, más laca, chocolate y un toque licoroso. Tiene un saludo dulzón en boca y se perciben taninos suaves; es sedoso y algo picantito; se despide con un final largo y agradable con notas retronasales a chocolate y vainilla.
Tukma Reserva Malbec 2013. En realidad se trató de una muestra sacada de la barrica en la que se estaba realizando la fermentación maloláctica.
Tukma Torrontés Tardío 2012. El final llegó con esta etiqueta de nariz abocada con ricas notas a lichi y una suave traza floral. En boca es suavemente ácido, fresco, dulce pero no empalagoso, muy amable.
CORRIENDO A MICHEL TORINO (EL ESTECO). No tuvimos mucho tiempo para las despedidas, ya que la agenda nos obligaba a partir rápidamente: en pocos minutos nos esperaban en esta bodega que lleva el nombre Michel Torino para los vinos que se comercializan en Argentina y El Esteco para los mercados externos, según nos explicó la enóloga Carolina Cristófani, nuestra anfitriona.
Carolina agregó que la bodega, nacida en 1892, posee actualmente unas 500 hectáreas en las que produce tintos y blancos en partes iguales, e incluso compra uva de terceros cuando resulta necesario. En 2001 la firma fue adquirida por el gigante vitivinícola Peñaflor.
Luego de la recorrida, que incluyó todos los rincones de la zona de producción en bodega, pasamos a uno de los jardines del Hotel Patios de Cafayate, que pertenece a El Esteco. Allí, al lado de la pileta y con una maravillosa vista de los Andes, se desarrolló la degustación.
Ciclos Torrontés 2013. De color amarillo suave con ribetes verdosos, en nariz es expresivo, suavemente abocado, floral y con notas a lichi. En boca resulta vivaz, con excelentes acidez y frescura; es delicado al paladar y ofrece un final floral.
Ciclos Sauvignon Blanc 2013. Un vino particular en el cual el 20% fermentó durante 3 meses en barricas. Proviene de viñedos que se encuentran a 1.600 msnm. Su color es amarillo suave con destellos verdosos. En nariz surgen suaves notas a fruta blanca, más leves toques herbáceos y a espárragos. En boca es fresco, vivaz y armónico y regala un final herbáceo.
Ciclos Malbec 2012. Cautiva su color rojo rubí muy brillante. Tarda un poco en abrirse, y cuando lo hace aparecen ricas notas a fruta roja y uva pasa. Presenta buena acidez en boca, un toque dulce, buen volumen y cierto picor, más un final frutado.
Ciclos Cabernet Sauvignon 2012. Posee una muy agradable nariz en la se destaca la fruta negra, mucho pimiento rojo, más un toque ahumado. En boca es equilibrado, picantito, con buen volumen y un final frutado.
Fincas Notables La Colección 1 Malbec 2012. Seduce en nariz con ricas notas a fruta roja (ya no tan fresca), uva pasa, toques licorosos y chocolate. Entra a la boca con personalidad; es picantito, con buen cuerpo y volumen. Esta etiqueta y las tres siguientes poseen una crianza de 15 meses en madera, más una estiba de 6 meses en bodega.
Fincas Notables La Urquiza 9 Cabernet Sauvignon 2011. Un vino que da placer descifrar, ya que posee una nariz compleja en la que se perciben fruta negra, especias, pimiento rojo, suaves toques herbáceos y un dejo a mentol. En boca saluda con personalidad, gran cuerpo y volumen; resulta picantito y con taninos presentes; finaliza larga y placenteramente con un recuerdo a uva pasa.
Fincas Notables Mercedes 6 Tannat 2011. En nariz, ofrece notas a fruta negra, especias, pimienta, más toques herbáceos y mentolados. En boca se perciben taninos firmes; es picantito y con gran cuerpo.
Ciclos Ícono 2011. Se trata de un blend hecho en partes iguales con Malbec y Merlot. En nariz obsequia mucha fruta roja fresca, especias, algo de vainilla y un toque de cerezas en licor. Entra en boca con un saludo dulce; es redondo, con taninos presentes, y picante.
Altimus 2010. Otro blend, esta vez compuesto de Malbec (54%), Cabernet Sauvignon (25%), Cabernet Franc (11%) y Tannat (10%). Obsequia una gran nariz: floral, fruta roja aún fresca, laca y toques a mentol que dejan cierto picor. Saluda a la boca con una entrada dulce y gran cuerpo; es picantito y los taninos están presentes; se despide con un largo final en el que sobresalen notas a pimiento rojo.
Una vez más el tiempo, tirano, nos obligó a partir hacia el almuerzo. Por supuesto que el grupo se quedó con las ganas de un buen chapuzón.
ALMUERZO CON UN MARCO ESTUPENDO. Llegar al sitio pautado para el almuerzo, fue mágico: un restaurante ubicado en medio de un campo de golf en el cual también hay una urbanización, con fondos de omnipresentes montañas. ¿Su nombre? La Estancia de Cafayate Wine & Golf.
Y como era de esperarse, también hubo vino, elaborado por supuesto por la bodega de la cual es dueña la empresa que gerencia el predio. Así, llegaron a nuestras copas los correctísimos La Estancia Torrontés 2013 y La Estancia Malbec 2011, ambos elaborados por el cada vez más conocido winemaker Mariano Quiroga.
SAN PEDRO DE YACOCHUYA. ¿Les suena el nombre de Michel Rolland? Seguro que sí. Bueno, tras el almuerzo fuimos raudamente a la bodega que este consultor de fama mundial posee en sociedad con los hermanos Marcos y Pedro Etchart.
Para evitar confusiones vale aclarar que la famosa Bodega Etchart fue vendida en 1996 por Arnaldo Etchart, cabeza de la familia en aquel entonces, al grupo internacional Pernod Ricard. No obstante, u n año antes Arnaldo ya tenía en la calle los vinos del nuevo emprendimento: San Pedro de Yacochuya.
Y así fue que se asoció con quien fuera su consultor durante muchos años: un tal Michel Rolland.
Fuimos recibidos por Marcos Etchart, quien precisó que su bodega posee 21 hectáreas de viñas distribuidas por Cafayate, la mayoría con pie franco. Entre ellas hay 8 hectáreas de Malbec de más de 100 años edad.
También explicó cómo fue que su padre comenzó a trabajar con Rolland y, posteriormente, nos mostró las pequeñas instalaciones adonde producen sus vinos. Se trata de una bodega que tiene una capacidad para producir 200.000 litros al año en la que todo lo “fashion” está de lado: práctica, minimalista y funcional, sirve para producir enormes vinos.
Y claro, luego llegó la divertida parte de la degustación:
Coquena Torrontés 2012. De color amarillo suave con ribetes verdosos, en nariz es muy interesante, con notas a durazno, lichi, naranja confitada, jazmín y un toque herbáceo. En boca es fresco, agradable, de paso suave, con un final floral.
San Pedro de Yacochuya Torrontés 2013. A la vista tiene las mismas características que su predecesor, mientras que en nariz aparecen más frutas además del durazno, como ananá y mango, también se percibe una nota láctea y un toque herbáceo, mientras que su dejo floral es muy leve. En boca resulta es fresco y de buena acidez, posee cierta untuosidad y obsequia un final con notas retronasales herbáceas.
Coquena Rosado de Malbec 2011. Enamora con un color rosado intenso. En nariz saluda con claras notas a frutilla y algo de cereza, se percibe además una nota láctea, mientras que en boca es fresco y de rica acidez. Muy bueno.
Coquena Malbec 2012. Elaborado sin paso por madera, este vino resulta muy agradable en nariz, con abundante fruta roja y notas especiadas. En boca resulta fresco, algo pincantito, con notas retronasales a especias.
San Pedro de Yacochuya 2011. Elaborado con 80% de Malbec y 20% de Cabernet Sauvignon, este blend tiene una crianza de unos 12 meses en barricas de segundo uso. Tiene una nariz muy interesante, con notas a fruta negra, especias, pimiento rojo y un recuerdo a chocolate. En boca resulta fresco, con buena acidez, algo picantito, con buen cuerpo y volumen, y obsequia un final largo con notas retronasales a chocolate y especias.
Yacochuya 2009. Se trata del ícono de la bodega, elaborado con uvas provenientes de viñedos antiguos y criado en barricas nuevas. Está compuesto casi íntegramente de Malbec, más un toquecito de Cabernet Sauvignon. En nariz resulta agradablemente complejo y es un lindo juego descubrirlo: se aprecian notas a uva y ciruela pasa, toques confitados y especiados, chocolate; un detalle es que el vino se abre y se abre en la medida que pasan los minutos. Entra muy bien en boca, con gran personalidad, posee buen cuerpo, volumen y estructura, redondo y sedoso, su final es muy largo y placentero. Superlativo.
ETCHART. La última parada en la furiosa recorrida de ese día fue en la bodega que lleva el apellido de nuestros anfitriones de la bodega anterior, pero que hoy es parte del gigante Pernod Ricard, según ya se explicó.
Fuimos recibidos por Ignacio López, joven enólogo de la bodega, quien tuvo su primera cosecha en esta casa de vinos en el año 2005. El wine maker nos comentó que en total, la firma posee 7.000 hectáreas de tierras, de las cuales tienen cultivadas unas 450. Para tener una idea de la capacidad de producción de la compañía, vale destacar que al año salen al mercado nada menos que unas 12 millones de botellas.
Con mucha satisfacción aseguró que Etchart es pionero en la producción de Torrontés (y cuando dijo eso, en mi memoria apareció el inolvidable Etchart Privado Torrontés del cual me enamoré allá por 1987) y puntualizó que, hoy, la firma es muy fuerte en el mercado interno, aunque como estrategia el equipo comercial se encuentra trabajando para crecer con fuerza con las ventas al exterior.
Todas esas precisiones fueron brindadas mientras recorríamos algunos de viñedos, muchos de ellos muy antiguos (el más viejo data de 1862).
Finalmente, con unas amenazantes nubes negras sobre nuestras cabezas que presagiaban una lluvia que finalmente no llegó, comenzamos la degustación en un jardín de ensueño que la casa posee en medio de los viñedos cafayateños.
Cafayate Torrontés 2013. Cautiva por su nariz intensa, algo abocada y con presencia de notas florales y cítricas, más un toque de lichi. En boca es fresco, de suave acidez, amigable y fácil de beber.
Cafayate Torrontés Reserva 2013. En nariz resulta más delicado que el anterior, con toques leves a fruta blanca, lichi y un elegante dejo floral. En boca es muy fresquito, de excelente acidez, con buen volumen y obsequia un delicioso final floral.
Torrontés Gran Linaje 2013. Si bien es 100% Torrontés, en esta botella hay un corte de 8 parcelas y estilos de vinificación. Interesante nariz en la que aparecen miel, jazmín, notas cítricas y un delicado dejo herbáceo. En boca es vivaz (tanto por su acidez como por el gas carbónico residual que aún queda en este joven vino) y muy amigable; regala un rico final con notas a piña.
Etchart Privado Malbec Rose 2013. Tiene un muy bello color rosado intenso, fruto de las 20 horas de maceración entre hollejos y jugo. En nariz es delicado, con toques a frutilla y violetas, más una suave nota láctea. Muy fresco en boca, su acidez y vivacidad invitan a seguir disfrutándolo copa a copa.
Cafayate Reserve Malbec 2012. Si bien este vino tiene una crianza de entre 6 a 8 meses en madera, en nariz aparece mucha fruta roja fresca, más una levísima nota a chocolate. En boca es fresco, algo picantito y especiado. Muy amigable.
Cafayate Reserve Cabernet Sauvignon 2012. Vinificado de igual modo que el anterior, en esta etiqueta sí se aprecian, además de la fruta roja fresca, notas especiadas fruto de su crianza, más el pimiento rojo tan típico de esta variedad. Tiene un saludo dulzón en boca, es algo picantito y sedoso, mientras que en retronasal aparecen notas a pimiento rojo.
Cafayate Gran Linaje Malbec 2012. Un vino que necesita ser esperado: primero cerradito y luego, en la medida que se abre, regala muchas notas a fruta roja fresca y, después, especias. En boca se percibe con buen cuerpo y volumen, buen frescor, picante y con un final medio a largo en el cual aparecen notas especiadas.
Cafayate Gran Linaje Cabernet Sauvignon 2012. Otro vino que precisa de paciencia: una vez que se abre aparecen la fruta roja, el pimiento rojo asado y toques a pimienta. En boca es equilibrado, redondo, con taninos presentes (pero no molestos), picante y con final largo y persistente.
Arnaldo B 2010. Se trata de un vino histórico de Etchcart, cuya primera cosecha data de 1988. Es un assemblage con alma de Malbec (60%), más Cabernet Sauvignon (25%), Tannat, Ancelotta, Bonarda y Syrah, entre otras variedades. En su nariz compleja se destacan notas a fruta roja ya cocida, especias, pimienta, chocolate y un toque floral. Tiene un saludo dulzón en boca y posee buen cuerpo y estructura, es picantito y enamora por su final muy largo.
Muestras de barricas (que irán al corte del Arnaldo B 2013). Nos encontramos con sendas botellas de Bonarda, Mlabec y Ancelotta. Los tres vinos por separado están muy bien logrados, especialmente el Bonarda y el Ancelotta. Con ansias aguardo encontrarme en algún momento con el blend final.
Cafayate Gran Linaje Tardío 2013. Compuesto íntegramente de Torrontés, este expresivo vino es muy interesante. En su nariz fresca y abocada se perciben claros toques florales, miel, maracuyá y piñas en almíbar. En boca es muy dulce (tiene unos 80 g de azúcar), untuoso, meloso y floral.
El final de esta etapa fue coronado con una picada gigante, mientras que cada miembro del grupo repitió el vino que más le gustó.
Mirando al cielo agradecí la posibilidad de estar allí, en ese momento, entre viñas, con expertos a quienes les arrancaba sus conocimientos del mejor modo posible, copa en mano.
Pero quedaba un capítulo final para que la despedida sea completa: recorrida a pie por el pueblo de Cafayate y cena en el restaurante El Rancho, el más renombrado del lugar. La comida, obviamente parrilla, estuvo estupendamente regada por el muy buen Laborum Single Vineyard Tannat 2011 Finca El Retiro, elaborado por Bodega El Porvenir.
Al día siguiente, vuelo a Buenos Aires y conexión a la Patagonia. Es que el periplo debía continuar sin pausa. El Alto Valle de Río Negro (en la provincia de Río Negro) y el terroir de San Patricio del Chañar (en Neuquén) nos aguardaban.
Pero esas son otras historias, que serán contadas en nuevas entregas.
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Clic acá para leer la crónica de la primera etapa de este viaje, en Colomé, Salta.