Por Rubén Darío Lugo

Con el vino se consiguen muchas cosas, lo sabemos. Una alternativa placentera es lograr una buena sangría. Acompañemos a Lolea, esta opción que puede brindarnos un excelente pasar al probarla.

Una bebida ideal para climas cálidos es, sin lugar a dudas, la sangría. Como dato general, la web nos indica que es una bebida alcohólica y refrescante típica de España y que normalmente consiste en vino, fruta picada, un endulzante y algún licor.

Adentrándonos en cuestiones más puntuales, podemos indicar que la sangría de Casa Lolea se destaca por su elaboración artesanal, con una combinación de vino y fruta con un toque frizzante, en una proporción que solo sus responsables lo saben, tal como lo difunden en sus materiales promocionales.

Al momento de hablar de las bondades de la bebida, quienes enarbolan la marca Lolea mencionan que en una sangría casera el reposo durante el enfriamiento necesario previo al consumo es fundamental para la extracción de sabores y aromas y su integración.

Por ello, una sangría embotellada -cuando todos los componentes son de calidad y están en las justas proporciones- puede ser mejor que otra preparada delante de nosotros.

A nadie escapa que la sangría forma parte de la historia y el turismo español, sobre todo en el verano, porque es un trago refrescante sinónimo de playa y sol.

Esta sangría Premium española de la marca Lolea está disponible en nuestro país desde finales del año pasado, para disfrutar inmediatamente, en todo momento y lugar. Su receta se basa en buenos vinos, cítricos mediterráneos y suave melocotón, con un particular toque frizzante y un cuidadoso proceso de elaboración artesanal. No están pasteurizadas, conservando así las características organolépticas del vino fresco.

Se puede elaborar con vino tinto y con vino blanco, también llamado Clarea. Con cualquiera de las variedades, con la botella descansando unas horas en la heladera, pueden ser servidas en una copa o vaso de cristal fino, con unas rodajas de limón y naranja y unos cubitos de hielo de agua cristalina, logrando una rica y placentera experiencia.

Diferenciemos una variedad de otra, siguiendo las apreciaciones de sus responsables:

- Sangria Lolea Roja. Posee un color rojo cereza claro, limpio, luminoso y atractivo, con ligera efervescencia de burbuja fina y constante. En fase olfativa huele a vino fresco y joven, y a cereza, a corteza de naranja, a caramelo de limón, a canela y a fresa ácida. Aromas intensos y agradables, recuerdos nítidos de uva y fruta dulce.

Una entrada en la boca golosa y amplia confirma todas las sensaciones experimentadas en vía olfativa, para abrirse luego en un amplio abanico de bayas rojas maduras y flores azules, donde se adivina la parte más noble del vino y sus taninos fundidos, con un carbónico muy sedoso y un ligero amargor final que invita a beber.

- Clarea. Sangría Blanca: Partiendo de una aromática y mediterránea uva moscatel para el vino base, un sutil toque de vainilla se funde con los imprescindibles aromas cítricos del limón y la naranja sin que el conjunto pierda frescura. Resulta una Clarea muy equilibrada y elegante; más sofisticada y chic que su hermana tinta, pero igualmente fina y de persistente sabor y fragancia, con recuerdos de jazmín, albaricoque y níspero y un estupendo equilibrio entre la acidez y el dulzor.

Leemos en la web una muy interesante recomendación: Tomar sangría es una buena excusa para compartir con amigos, la pareja o la familia, al mismo tiempo que el organismo recibe una buena inyección de vitaminas y nutrientes.

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