Por Alejandro Sciscioli

Siempre es muy lindo salir de la rutina, especialmente si esa ruptura significa ir a una cata de vinos. Por ello, con mucho gusto dijimos presente el pasado 29 de agosto en el centro de eventos Las Hortensias, para disfrutar de un after office propiciado por la importadora local de Bodega Séptima, dirigido especialmente a periodistas y propietarios de restaurantes y tiendas especializadas.

Allí, Marcelo Marasco, gerente de exportaciones de la casa mendocina de vinos (que forma parte del gigante español Codorníu), fue el encargado de presentar los vinos e introducir a los asistentes en la filosofía de un grupo empresarial que sabe, y mucho, del tema.

No fue fácil llegar a Las Hortensias ese día. El tráfico asunceno estaba más caótico que nunca y parecía que todo se confabulaba para que llegara tarde. Sin embargo, de alguna manera los astros se alinearon y conseguí llegar puntualmente al centro de eventos.

Allí, nos recibieron con el María Codorníu Sur, un espumante Brut elaborado de Chardonnay (80%) y Pinot Noir (20%). Presenta burbujas de tamaño mediano y persistente y su color es amarillo pajizo suave con ribetes verdosos. En nariz afloran notas frutadas, un toque cítrico y un suave dejo floral, más toques a nuez, manteca y miel. En boca es muy vivaz y rica acidez lo hace fresco y muy fácil de tomar; tiene además un muy ligero toque untuoso.

Luego, Marasco presentó tres exponentes de la línea de varietales, todos con una crianza de entre 6 y 7 meses en roble americano.

El primero de ellos fue Séptima Malbec 2011, proveniente de Agrelo. De color rojo rubí, en nariz se presenta muy frutado, con notas claras a café y un toque animal. En boca se percibe con buena estructura, taninos presentes pero dulces, acidez equilibrada y final medio con un retrogusto que recuerda a la fruta.

Seguidamente llegó a las copas Séptima Syrah 2011, también de Agrelo. Posee un color rojo rubí profundo y brillante. En nariz se destaca por sus notas frutadas, a mermelada, café, chocolate y casis. Entre bien en boca, donde se destaca una rica acidez; es redondo y con taninos presentes (que no molestan), con un toque dulce y un retrogusto que tiene un suave dejo herbáceo.

El tercero de los varietales fue Séptima Cabernet Sauvignon 2011. Color rojo rubí profundo y brillante. Primero su nariz resulta un tanto cerrada, por lo tanto hay que ser pacientes y esperar a que se exprese. Luego aparecen el pimiento rojo, la fruta roja cocida y las especias. En boca es equilibrado y con buena acidez, da un toque dulzón y, aunque se sienten los taninos, estos son muy agradables; agrada su retrogusto donde aparecen notas a chocolate y vainilla y un claro toque a mermelada de frutos rojos.

El broche de oro fue con el Séptima Gran Reserva 2010, ícono de la bodega compuesto de Malbec, Cabernet Sauvignon y Tannat que tiene una crianza de 18 meses en barricas de roble francés. Es uno de esos vinos que no pueden faltar en tu copa: de color rojo rubí profundo y brillante, tiene una enorme y deliciosa nariz con claras notas a fruta roja cocida, mermelada, vainilla, kirsch, más una delicada nota ahumada; en boca cautiva por su gran equilibrio, cuerpo y estructura, llena la boca, es redondo aunque aparecen algunos taninos, posee un levísimo toque dulce y un largo final con retrogusto a caramelo de café.

Para conocer más sobre esta casa vinos, te invitamos a leer este artículo: Llegaron a Paraguay los vinos de Bodega Séptima.