Por Daniel Fassardi

¡Por fin se me dio! Después de publicar dos artículos consecutivos describiendo vinos blancos, finalmente los jefes me pidieron que escriba algo más cercano a mis gustos. Antes de seguir, aclaro que es verdad, se trataba de dos muy buenas etiquetas. Pero creo que a esta altura de la vida ni a palos van a cambiar mis preferencias. ¡Por eso brindo para celebrar que hoy escribiré sobre un gran tinto, el Finca El Origen Gran Reserva Malbec!

Tuve el placer de conocer a este gran vino durante un encuentro que se hizo en Le Sommelier, y me reencontré con él gracias a la gentileza de quienes realizan este portal, quienes me entregaron una muestra, cosecha 2010, para la degustación pertinente.

Antes del rito del tasting decidí navegar un rato por la página web de la empresa y, también, releer la entrevista que este sitio realizó a Ignacio Ciancio, export manager de la bodega argentina. La idea era conocer más a fondo la historia de esta casa vinos para luego, sí, llamar a S. para que me acompañe en este ejercicio vinístico que cada vez se me hace más frecuente.

Lo más importante que pude sacar en limpio de esas lecturas es que en realidad este Finca El Origen Gran Reserva Malbec 2010 es un blend basado mayormente en la cepa emblema argentina (95%), más 2% Cabernet Sauvignon y 3% Bonarda, todas provenientes del cada vez más famoso valle de Uco. Asimismo, tiene una guarda de 12 meses en barricas de roble francés.

Ya descorchado, decantado y esperado, con S. coincidimos en que este maravilloso tinto de color rojo rubí con matices violáceos, en nariz impresiona por la cantidad de fruta fresca (cereza) que se percibe, más las delicadas notas a vainilla y café, un levísimo toque floral y un sutil dejo a caramelo de café. En boca es un poema: equilibrio entre madera y acidez, buen cuerpo, redondo y sedoso, con un final largo y agradable, donde aparecen retrogustos a vainilla. Como la buena catadora que es, S. encontró en retronasal también toques a café.

Despacio, sorbo a sorbo, la botella se fue terminando, y con el paso de los minutos variamos con S. la charla: tras conversar sobre lo bueno y rico que nos pareció el vino pasamos sin escalas a aspectos de la vida que, por cierto, no viene al caso citar. Y claro, ese es otro tema.