Por Daniel Fassardi
Si bien soy una persona joven y también me considero de ese modo, debo decir que a las redes sociales no les encuentro la gracia. Mi Facebook es un desastre y al Twitter le doy muy poca atención. Pero como siempre hay un pero, mis amigos siempre están muy atentos a lo que allí se publica. De ese modo, mi querida S., fiel cómplice de aventuras que siempre está despierta y atenta, tomó nota de una promoción que la importadora Decanter presentó en estos calurosos días de enero.
Puntualmente, la promo proponía (y de hecho sigue proponiendo, ya que la misma sigue vigente hasta el 14 de este mes) un interesante descuento adquiriendo una botella de Ricardo Santos Semillón más una de Ricardo Santos Trampa. ¿El beneficio? En lugar de pagar G. 204.000 por ambas etiquetas el comprador solamente desembolsa G. 150.000.
Rápida de reflejos y teniendo en cuenta una reunión de amigos, S. llamó, compró y llevó las botellas al encuentro, destacándose una vez más por aportar a la frapera novedad y buen gusto.
No voy a comentar, claro está, los pormenores de la reunión. Pero sí quiero comentar lo bien que me sentaron al paladar ambos vinos, que bebí bien fríos debido a que el festejo transcurría en un quincho y la bebida en copa se calentaba rápidamente.
Al Ricardo Santos Semillón ya lo conocía, y siempre me pareció muy interesante. En esta oportunidad lo sentí un tanto austero en nariz, aunque muy agradable, con notas frutadas y florales y un levísimo recuerdo a miel y a cítricos. En boca enamora completamente: presenta una rica y fresca acidez, un cuerpo y un volumen que invitan a acompañar al vino con comidas (pienso en pollo, salmón, pastas con crema) y aromas retronasales frutados. En pocas palabras, volveré a encontrarme con este vino en la copa sin lugar a dudas. Es para beber y disfrutar.
Por otro lado, el Ricardo Santos Trampa siempre me intrigó. Se trata de una “solución ruborizada” de vino rosado de Malbec al que se le añade Semillón. ¿El resultado? Increíble. Aparecen aromas a fruta roja y cítrica, un punto floral y un interesante recuerdo a miel. En boca se perciben buen cuerpo y volumen, repitiéndose las notas percibidas en nariz. Lo disfruté muchísimo al acompañarlo con unos sándwiches de atún en pan de miga.
Claro que otras referencias se descorcharon esa noche, pero las que más me interesaron y gustaron están reseñadas en estas líneas que, una vez alzadas a la web, serán compartidas en redes sociales. Sí, las mismas a las cuales mucha bola, no les doy.
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