Por Alejandro Sciscioli
No hace mucho tiempo atrás, en este mismo espacio parafraseaba a la famosa frase publicitaria de una marca de tarjetas de crédito que rezaba: “pertenecer tiene sus privilegios”. En esa oportunidad me refería a la maravillosa posibilidad de acceder a una experiencia increíble con vinos de Viña Cobos, en el marco de una actividad dirigida a los socios de In Vino Veritas Club Privado (IVV).
Y ahora, nuevamente me veo en la obligación de repetir la inspiración, teniendo en cuenta una irrepetible cata vertical de Valbuena 5°, el gran vino elaborado por la famosa bodega española Vega Sicilia, asentada en la DO Ribera del Duero, también organizada para el disfrute de quienes somos miembros de IVV.
El encuentro tuvo lugar en la nueva casa que IVV estrenó recientemente en la zona de Carmelitas, donde un considerable grupo de socios (las reservas se agotaron rápidamente) nos dimos cita para vivir en las copas todo lo que pudiesen expresar las añadas 2008, 2009, 2010 y 2011 de tan apreciado vino.
La sommelier Ana Elisa Greenwood fue la encargada de presentar cada uno de los vinos, mientras que el chef y sommelier español José Torrijos preparó un plato para armonizar cada una de las etiquetas. Vale destacar que José, cuando vivió en su patria, fue miembro del grupo de degustación del Consejo Regulador de Ribera del Duero.
Como era de esperarse, nos topamos ante grandes vinos elaborados claro está a partir de la Tempranillo, maravillosa cepa insignia española que en esa zona de España se denomina Tinta Fina.
Las diferencias entre cada añada resultaron muy sutiles al principio. Aunque en la medida que el oxígeno iba “ayudando” al vino para su expresión, más detalles fueron notándose.
La añada 2008, que tiene un 7% de Merlot, resultó algo austero y fue necesario esperarlo un buen tiempo para que se exprese a plenitud. Por supuesto, una vez que el vino se abrió una amplísima y compleja gama de aromas se manifestaron.
La cosecha 2009 (con 5% de Merlot en su formulación), en tanto, presentó una interesante intensidad aromática a primera nariz; mientras que el ejemplar cosecha 2010 (también con 5% de Merlot) resultó muy intenso al olerlo. El 2011, finalmente, se presentó como el vino con más notas a especias de todos los catados.
Si tuviese que dedicarme a explicar cada añada, el lector terminaría por aburrirse: en todos los casos percibimos vinos con una marcada complejidad aromática y de gran cuerpo, estructura, importante acidez y personalidad en boca. Extenderme más sería irrelevante, teniendo en cuenta la enorme calidad de los productos, que son importados por Monalisa.
Para el final quisiera destacar el gran profesionalismo con el que Ana Elisa guió a los participantes, siempre explicando detalles históricos, precisiones sobre la topografía de Ribera del Duero y particularidades climáticas de las añadas, sin interferir con opiniones sobre las características organolépticas de cada vino. Sin dudas, un gran acierto de su parte.
También hay que aplaudir las increíbles armonizaciones que propuso Torrijos, quien personalmente se encargó de servir y retirar los platos. Un verdadero caballero y un profesional en todo el sentido de la palabra.
¿Hará IVV más catas de este nivel? “Sin dudas”, adelantó Ricardo Fazzio, principal referente del Club, quien prometió precisiones en breve.
---