Por Daniel Fassardi
Sé que muchas veces tengo actitudes antisociales. Lo admito y no me avergüenzo de ello. Cualquier sitio donde haya más de tres personas hablando entre sí me hace sentir incómodo. Pero a veces tengo que ceder a las buenas intensiones de mi amiga S., quien sabe de mi condición, y para evitar que a partir del aislamiento autoimpuesto me transforme en el Pitufo Gruñón, en ocasiones me invita a participar de algún encuentro donde hay varias personas. Y cuando ello ocurre, acepto el convite sin chistar.
Lo que voy a narrar a continuación sucedió una de esas noches perdidas de este ciclotímico invierno guaraní, que alterna extremos calores y frescos repentinos, en el marco de uno de los tantos encuentros del club In Vino Veritas, debido a que mi querida S. es socia y asidua participante. ¿La locación? La sede del club. ¿Los protagonistas de la velada? Varios vinos blancos, tintos y espumosos. ¿El actor estelar de este relato? El Champagne Nicolas Feuillate Brut Réserve.
Todos los vinos de la noche estuvieron a la altura de la expectativa. Pero dedico estas líneas al Nicolas debido a que me pareció un vino súper interesante debido a su insuperable relación entre precio y calidad.
En nariz resulta frutal y complejo, con aromas cítricos y elegantes notas a masa de pan y frutos secos. Sin embargo, es en boca donde está su mayor fortaleza: seco, con la efervescencia muy notoria, de excelentes frescura y acidez, buen cuerpo y largo final donde aparecen más claramente los retrogustos panificados y tostados. Creo que ya encontré en Champagne que estará en mi mesa de fin de año.
Ya en casa, viendo el sitio web oficial de la marca me enteré que se trata de un blend de diferentes Crus de Champagne, elaborado con las 3 variedades emblemáticas (CHaronnay, Pinot Noir y Meunier). Asimismo, es criado durante 3 años sobre lías a pesar de que el mínimo requerido por la legislación son 15 meses.
La crianza sobre lías (es decir, las levaduras muertas) se emplea a fin de lograr que el vino espumoso resulte más complejo en nariz y obsequie los siempre apreciados aromas autilíticos (masa de pan, pan tostado, frutos secos) y con más cuerpo en boca.
Por otro lado, un dato que me enteré esa noche también me pareció muy llamativo e interesante: Nicolas Feuillatte es el Champagne más vendido en Francia. En otras palabras, es el preferido por los propios franceses.
En resumen, una burbujeante sorpresa agradable que cautivó tanto mi atención que terminó siendo la actriz principal de este relato, aún cuando mi sigo los vinos tintos por sobre sus hermanos blancos, rosados y espumosos.
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