Por Alejandro Sciscioli
Paraguay tiene una gran deuda con los vinos europeos. En el mercado podemos encontrar y acceder a una enorme y creciente cantidad de referencias procedentes de Argentina y Chile. Incluso van abriéndose las puertas a regiones desconocidas para nosotros como los EEUU, Australia, Nueva Zelanda y Sudáfrica. Pero con el Viejo Mundo vitivinícola somos terriblemente injustos, porque hay mucho para explorar en las copas, y no lo hacemos.
Sin embargo, no todo está perdido. Monalisa, la famosa multitienda de Ciudad del Este, tiene una gigantesca cava en el subsuelo de su sede en la cual es posible encontrar las referencias europeas más importantes. Se trata de un “trabajo de hormiga” que realiza, representando importantes marcas francesas, italianas y españolas, entre otros orígenes.
Como parte de esa tarea casi docente, recientemente se concretó la visita de Eduardo Pelayo Sánchez, ejecutivo comercial de Bodegas Valduero, prestigiosa marca que elabora sus vinos bajo la famosa Denominación de Origen española Ribera del Duero. Y su presencia fue la oportunidad para tener un acercamiento hacia la DO en general y al trabajo de su prestigiosa empresa en particular.
“En España ahora mismo existen unas 70 regiones vitivinícolas, cada una con su designación en la elaboración de vinos. Efectivamente el actor más importante, de lejos, son Rioja y la Ribera del Duero”, comienza explicando Eduardo, quien puntualiza además que la gran diferencia entre ambas regiones es que Rioja lleva trabajando como DO desde 1925. “Son 90 años trabajando marca y vinos, cuidando la calidad… Ribera del Duero lleva apenas 33 años de vida. Se da como DO en el año 1982, mucho menos tiempo”.
- ¿Por qué crees entonces que Ribera del Duero logró posicionarse tan rápidamente?
- Ha conseguido alcanzar en tan poco tiempo estos niveles como para situarse a la altura de Rioja, porque la DO ha tenido históricamente vinos de mucha calidad, especialmente gracias a una bodega que yo no dudaría en calificar como la más prestigiosa de toda España el último medio siglo, que es Vega Sicilia. Se encuentra en la DO y funciona desde 1884; es decir, una bodega que tiene ahora mismo más de 100 años y también ha sido la que ha ayudado a impulsar un poco los vinos de Ribera del Duero.
- ¿Cómo se llega a DO Ribera del Duero?
- En la región ya teníamos bodegas de prestigio. Pero se quiso agrupar toda la zona para marcar una legislación, una Denominación de Origen, y empezar a garantizar la calidad de estos vinos. Ahí tuvieron mucha importancia varias familias bodegueras, entre las que se encuentra Valduero. A pesar de que se fundó en el año 1984, apenas dos años después de que se fundó la DO, Don Gregorio García, fundador de Valduero, fue una de las personas de esas familias que ayudaron a fundar éste consejo e impulsar los vinos de la DO. El logro fue espectacular: ha conseguido la DO posicionarse en 30 años a nivel de Rioja fue reconocida como mejor DO del mundo en Nueva York en el año 2012 en un concurso internacional, con vinos muy premiados, con bodegas muy prestigiosas.
FILOSOFÍA. Aunque las comparaciones son odiosas, la conversación fue hacia las diferencias existentes en Rioja y Ribera del Duero. En ese punto, Eduardo comentó que en ambas denominaciones la uva predominante es la Tempranillo, “o Tinta Fina o Tinta de País, que es lo mismo”. ¿Cuáles son las diferencias? Básicamente las variedades con las cuales se mezcla a Tempranillo dominante. “Otra diferencia en la legislación es que Rioja permite la elaboración de vinos tintos, rosados, y blancos mientras Ribera solo permite tintos y rosados, no permite blancos. Después, en cuanto al rendimiento de uvas por hectárea, Ribera permite 7.000 kilos de uva por ha., mientras Rioja permite 12.000, aunque creo que la han bajado un poco, a 10.000 o 9.000
En cuanto a la filosofía que sigue Bodegas Valduero, explica que la casa de vinos siempre ha buscado hacer vinos de calidad, “basándose en la viticultura tradicional y buscando siempre cuidar hasta el más mínimo detalle en el proceso de elaboración de vinos”.
Por otro lado, volvió al concepto de bodega familiar, que ya va por la segunda generación dirigiendo el emprendimiento. “Don Gregorio García inició, pero sus hijas Yolanda y Carolina, desde el primer momento estuvieron en la elaboración de los vinos. Don Gregorio tiene 2 hijas, Yolanda y Carolina, y las dos son quienes controlan al día de hoy Valduero”, indica.
Yolanda es la enóloga, “la única mujer que es parte del consejo regulador de la DO”, mientras que Carolina es la encargada comercial, “responsable de que Valduero esté en más de 60 países”.
Después, entrando en lo que respecta a aspectos de producción, como punto fundamental en la búsqueda del detalle, Eduardo destaca que en Valduero no utilizan fertilizantes químicos, “es todo 100% abono natural; utilizamos la práctica tradicional y somos la única bodega en España reconocida por el Ministerio de Agricultura, junto con Vega Sicilia, libres de químicos”, resalta
Los viñedos utilizan sistema tradicional de poda en vaso y no en espaldera, lo que conlleva a que toda la vendimia sea artesanal. La producción se recolecta en cajas pequeñas de 14 kilos.
“Como hablamos, Ribera del Duero permite hasta 7.000 kilos de uva por Ha. En Valduero producimos entre 1.500 y 4.000 kilos por Ha. Es decir que estamos dejando de cultivar tres veces, pero estamos ganando el triple en calidad, o más. Hacemos una poda en verde en junio, cuando empiezan a nacer los racimos, seleccionando cuales van a ser los mejores, logrando una mayor concentración y calidad de la uva”, puntualiza el joven ejecutivo sobre la filosofía enológica.
Todo el proceso de crianza, tanto en barrica como en botella, se hace “entre 15 y 30 metros bajo tierra. Eso al final hará que todos los aromas naturales de lo que hay bajo tierra, se filtren a través de la barrica, añadiendo a los vinos sus aromas de tal manera a mezclarse”, indica.
En cuanto a la utilización de barricas para la crianza, explica que todos los vinos de Valduero tienen al menos dos barricas diferentes en su proceso de elaboración.
Cada año es diferente porque la uva cada año es diferente. Así, “en el año 2008 no hicimos ningún vino, fue un mal año y vendimos toda la uva, porque no podíamos arriesgar a que los vinos no tengan la calidad que hacemos y perder el prestigio que durante años costó conseguir”.
LÍNEAS. Valduero tiene seis vinos, divididos en dos estilos, uno clásico, con las líneas Crianza, Reserva y Gran Reserva; y otro más especial, “donde tenemos Unacepa, 6 Años y otra 12 Años”.
Los clásicos son más tradicionales y ofrecen los típicos vinos de Ribera del Duero, potentes. Los otros más personales de Yolanda, muy especiales. Por ejemplo, “6 Años tiene apenas una producción de 12.000 botellas. En el caso de Unacepa, que se llama así por lo que hablábamos del rendimiento, tienes una productividad 2.600 kilos de uva por hectárea y una densidad de plantación de 2.600 plantas por hectárea. Esto nos va a llevar a que de cada planta se va a sacar un kilo, y de cada kilo una botella. De tal manera que de cada planta tenemos una botella, y de ahí el nombre en la etiqueta”, explica.
En cuanto al estilo de los vinos especiales, puntualiza que se trata de productos “muy aromáticos, suaves, que a pesar de tanto tiempo en barrica son muy redondos y con muy buena integración con la madera”.
NOCHE DE CATA. La entrevista a Eduardo Pelayo se realizó momentos antes de una cata en Le Sommelier Restaurante, en la cual degustamos tres de las etiquetas mencionadas:
Unacepa 2010. De color rojo rubí profundo y brillante con ribete granate, ofrece una rica nariz compleja en que se perciben notas a fruta negra, tabaco, cuero, balsámicos, chocolate y un punto lácteo. Saluda la boca con gran acidez y frescura; es redondo y sedoso, llena la boca, en retronasal reaparecen los balsámicos; su final es largo, en el que aparecen recuerdos a ciruela pasa y chocolate.
6 años 2005. Su color es muy profundo y brillante. Primeramente cerrado en nariz, luego de esperarlo y agitar la copa para airear el vino, aparecen suavemente la fruta negra, más notas florales, balsámicas y minerales. En boca posee estructura firme y gran cuerpo; los taninos están presentes pero no resultan molestos, y su final es largo.
Gran Reserva 2004. El que más me sedujo esa noche. Su color es de un rojo rubí muy profundo y brillante. Posee una nariz compleja que crece y crece en la medida que el vino se abre: balsámicos, chocolate, fruta negra, especias, cerezas en licor, chocolate, toques terrosos y esmalte para uñas. Entra en boca con un saludo que marca gran cuerpo y estructura; es untuoso y llena la boca; hace salivar; su final es muy largo con recuerdos a chocolate y café. Maravilloso.