Por Luis Fioretti

Es un chef mediático, como muchos, pero con unas particularidades que lo distinguen: en Latinoamérica es el japonés más conocido del ámbito, pero además de su fama, pocas personas saben que su especialidad ¡es la cocina Vasca! Hablamos de Takehiro Ohno, el nipón del canal de cable gastronómico “El Gourmet”.

Su popularidad es resultado de una carrera televisiva de casi una década. “El Gourmet”, canal referencia para los amantes de la cocina en toda Hispanoamérica, hace que Ohno camine por las calles de Venezuela y lo reconozcan, al igual que en México, Ecuador o la misma Argentina, éste último país donde se radica hace 18 años, realiza su labor profesional y donde ha echado definitivamente raíces familiares con dos hijos nacidos allí.

Tuvimos la oportunidad de conocerlo en persona el pasado marzo, cuando visitó por primera vez Asunción en el marco de una de las actividades que forman parte de las festividades en conmemoración del 80 aniversario del inicio de la inmigración de japoneses al Paraguay. Valga aclarar que Ohno ya visitó el país por el lado del sur, en Itapúa, donde sabemos hay importantes colonias japonesas, que claro ya lo habían invitado.

Así, Takehiro dio charlas y demostraciones en honor de la cocina de su natal Japón. Esto en especial por su rol de Embajador de Buena Voluntad de la Gastronomía Japonesa, cargo honorífico otorgado por la nación nipona el año pasado en reconocimiento a su carrera y esfuerzo en promover la cocina de su país.

Nos tocó conocerlo tras una charla y demostración que dio en el Centro Paraguayo Japonés (CPJ)  con el tema “Cocina cotidiana del Japón”. Gentil y simpático como en la TV, nos contó sobre su vida y recorrido hasta la actualidad. Por cierto, en la ocasión preparó sashimi de lomo, pollo Teriyaki, berenjenas fritas, tempura de camarones, chauchas marinadas con sésamo blanco, calamares a la vinagreta, pescado frito y solomillo de cerdo con salsa miso, entre otras delicias.

SU VIDA. Nacido en 1967 dentro de una familia con ascendencia Samurai (famosos guerreros japoneses que dominaron la vida social y política de la nación durante siglos hasta el S. XIX), cuenta que mientras vivió en su país, él era un japonés muy tradicional, conservador, con todos los rasgos que fuera del país no se conocen tanto sobre la identidad nacional. 

Una vez fuera de su tierra, llegado a España para desarrollar su labor, la gastronomía, no solo amplía sus horizontes en la materia, sino en su vida misma, especialmente cuando de España llega a la Argentina y se encuentra con un contexto de valores culturales totalmente diferente. “En Latinoamérica puedo hacer y decir lo que pienso, puedo ser yo”, explica, con un divertido acento argentino, uno de los motivos por los que abrazó estas latitudes.

Estudió nutrición en su país, obteniendo el grado de Licenciado. En plena carrera, por esos azares de la vida y del sistema universitario japonés, ingresa a una clase de cocina vasca (del País Vasco, comunidad autónoma de España) que le cambió la vida. Decide especializarse en ésta para luego ir a esa tierra, donde trabajó cinco años en el restaurante Zuberoa, entre los más prestigiosos del lugar. 

Luego notó que mucho futuro no había haciendo cocina Vasca en el mismo País Vasco. Así que tras pensarlo, observó que manejaba el idioma castellano y tenía un amigo argentino que le podía abrir las puertas a su país. Así, de la mano de éste amigo, Fernando Trocca, también figura del canal “El Gourmet”, Takehiro migra a la Argentina.

Una vez en Buenos Aires, capital de la vecina nación, Ohno empieza a trabajar duro. Pasa 10 años en la cocina de un sótano porteño hasta que llega a un casting organizado por el “El Gourmet”, hace 9 años. Seleccionado entre 24 participantes, desde entonces conduce exitosamente programas por éste medio televisivo. ¿Cómo ganó? Dirán que por la rareza de ser japonés… Sí, en parte… Pero el detalle fue que a más de mostrar sus habilidades, ¡¡cocinó una receta completa con los ojos vendados!!

Ohno afirma que no es un chef talentoso. Pero a cambio tiene una gran voluntad para esforzarse en dar lo mejor en lo que hace. Así, lo que con talento se haría en 8 horas, él se empeña en lograrlo aunque sea en 16 horas sin dudarlo. De tal modo ha llevado adelante su carrera de más de 20 años, con el resultado del éxito cosechado y además reconocido. Hablamos del título otorgado por el gobierno de su país como Embajador De Buena Voluntad De La Cocina Japonesa, antes mencionado.

REFLEJO DE LA HISTORIA JAPONESA. Ohno vincula mucho el sabor de un plato a la historia que le dio vida. “Cada plato tiene su historia. Porque la gastronomía es siempre sobre la historia y la cultura de su país, es una cocina relacionada al pasado. A mí me interesa porque hacen este estilo de comida, qué productos utilizaron. Lo que cuenten, es lo más importante para mí, y hay que contarle el cuentito a la gente. Se trata de la historia que existe detrás de cada plato”.

Y es que la historia moldea tanto a un país en general como a su cocina en particular. Takehiro recuerda que Japón tiene dos mil años de historia, la mayoría muy tradicional. Sin embargo, “hoy en día allí existe una nueva generación. Crecimos jugando Nintendo, mirando dibujos animados, ya no somos aquellos de la época de los Samurái. En gastronomía también pasa lo mismo, nacimos después de la Segunda Guerra Mundial, con lo que tuvimos una invasión de la cocina de occidente, y comimos eso y crecimos con eso, entonces nuestra cocina está cambiando”, afirma.

En la charla en el CPJ precisamente mencionó que, hace 600 años, no existía cocina frita en Japón, y hoy día el “tempura” es cocina japonesa, siendo su origen China, una cultura de más de cuatro mil años... Por otro lado, en el mismo encuentro presentó allí un sashimi de lomo, que no existe en Japón, pero “quizás en 600 años pueda ser un plato japonés, ¿porque no?”.

Pero al final, lo que hace a un plato, junto a su historia, es el hecho de que sea rico. Afirma que a menudo se piensa que a la larga van a quedar los platos clásicos. Sin embargo todo depende de si la comida es rica. “Bien, si está rico qué problema hay. Y si no, sea comida paraguaya, comida argentina, lo que sea, no va a perdurar. La comida rica es lo que queda, porque el público lo decide, cuando la pide”, asegura.

SOBRE LA COCINA EN PARAGUAY. Como adelantamos, Ohno ya había visitado Paraguay anteriormente, en la zona de Itapúa, para dar charlas y e incluso enseñar en alguna institución brevemente, y por  ello conoce algunos de nuestros platos típicos. De esa experiencia nos dice que “mucha gente no sabe del chupín de verdad. Puede ser que conozca una receta, o alguien lo haya bajado de internet, pero en hacer solo eso falta el sentimiento paraguayo, ese cuentito que no está en internet. Y cuando tenés ese cuentito, esa historia, se cocina con sentimiento. Y entonces el sabor cambia”.

Así, opina que para lograr desarrollar presencia de nuestros platos en la gastronomía internacional no debemos pensar que somos chiquititos. “El paraguayo debe tener el orgullo de ser paraguayo y decir y contar al mundo: yo soy paraguayo y mi comida amada es así. No se sientan menos que otros. Esto es lo más importante”.

Por cierto, en su visita asuncena probó la experiencia del restaurante Kamambu, en donde encontró lo que más gusta, la pasión del chef. “Vino a la mesa y me contó toda la historia de cada uno de los platos. Eso, para mí, es más que el sabor del plato. Puede mejorar, puede refinar un poco más lo que sea, pero esa pasión a mí me llega, eso es lo que me interesa, la historia del país. Sentí su pasión y eso para mí es un gran legado”.

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