Por Florencia Parodi
La bodega argentina de sangre francesa Cuvelier Los Andes llegó a nuestro país de la mano de Apolo Import. Para presentar sus vinos y dar a conocer su propuesta, Baptiste Cuvelier, presidente de la bodega, visitó Asunción y Ciudad del Este, realizando degustaciones, capacitaciones y otras actividades.
Cuvelier es una familia francesa de gran linaje vitivinícola. Asentados en Burdeos, en el margen izquierdo, la familia posee tres bodegas: Château Le Crock en Saint-Estèphe, y Château Léoville Poyferré y Château Moulin Riche, en Saint-Julien.
Con una tradición de más de 100 años en el viejo mundo, miembros de la familia Cuvelier decidieron traer su expertise en la elaboración de vinos de calidad a estas latitudes. Así fue como nació Cuvelier Los Andes, una bodega mendocina de pequeñas producciones con grandes resultados.
Conversamos con Baptiste Cuvelier, presidente de la bodega, oriundo de Francia, domiciliado en Chile y con su viñedo asentado en Mendoza, quien trajo a Paraguay vinos de terroir latinoamericano y espíritu europeo.
- ¿Cómo fueron los inicios de esta historia?
- Nosotros somos una familia de vino en Francia, de siglos y siglos. Teníamos una empresa de negociantes, que en esa época acostumbraban a comprar el mosto y luego a realizar todo el proceso de crianza, ensamblaje y venta. Pero cuando todo ese proceso empezó a hacerse en las propiedades productoras, mi ancestro a cargo se dio cuenta de que el modelo de negocio estaba condenado a morir, ya que era una actividad estrictamente comercial, y además, debía resignarse a recibir lotes de segunda calidad. Entonces, la familia invirtió en propiedades de Burdeos. Empezamos por Château Le Crock, que es un Cru Burgeois en Saint Estèphe, luego Château Moulin Riche y Château Léoville Poyferré, este último es un segundo Grand Cru Classé. Luego, hace unos 20 años, Michelle Rolland, que es asesor de Léoville Poyferré, encontró este terreno en Mendoza, Clos de los Siete. Como era muy grande para él solo (950 hectáreas), salió a buscar socios y se lo planteó a Léoville Poyferré. La respuesta del directorio fue: No, Argentina es demasiado arriesgado.
- Y sin embargo…
- Hubo dos personas a favor: mi tío y mi padre. Entonces se inició el proyecto y ahora somos 4 socios, junto con mi primo. La idea era crear el primo argentino de Château Léoville Poyferré. Por eso, el tamaño del viñedo de Cuvelier Los Andes es el mismo, quisimos mantenernos en lo que sabemos trabajar y sabemos manejar con mucha precisión. Y es realmente el reflejo fiel de nuestra técnica y saber hacer de Burdeos, en Mendoza.
- Al instalarse en Mendoza se encontraron con algunas de las cepas de Burdeos, ¿tienen un comportamiento muy distinto en este territorio?
- Sí, el que da mejores resultados es sin dudas el Malbec. El Petit Verdot es bastante irregular y en cuanto a la uva Cabernet Sauvignon, intentamos trabajarla como en Burdeos, utilizándola en nuestros blends en un 60% para tener estructura, y sin embargo, no obtuvimos los mismos resultados. Entonces, trabajamos nuestra Malbec para reemplazar el papel de la Cabernet en Burdeos, la usamos para dar estructura y corpulencia y la Cabernet para dar fruta, frescura, agregar aromas y así nos funciona muy bien.
LOS VINOS DE CUVELIER LOS ANDES. Para esta familia de expertos, el vino se hace en el viñedo. “El trabajo del winemaker es trasladar la buena calidad de la uva a la botella y de no dañar esa buena calidad”, declaró Baptiste.
Es por eso que cuidan sus viñedos con prácticas biodinámicas, produciendo vinos orgánicos: “Somos orgánicos y biodinámicos. No hacemos las preparaciones biodinámicas, pero sí respetamos el calendario lunar para la poda, los brotes, etc.”, explicó , añadiendo que no fertilizan sus vides, salvo que necesiten un poco de ayuda, para lo cual recurren a sus propios preparados con orujos y escobajos de sus viñedos.
Otro de los factores más importantes para esta bodega es cuidar el rendimiento: “trabajamos a un promedio de 6 toneladas por hectárea, que no es siquiera 1/3 del rendimiento promedio de Argentina. Ahí se explica la calidad de Cuvelier”, destacó.
En cuanto a los estilos, Baptiste comentó: “Como somos de Burdeos, creemos que los vinos tienen que ser un ensamblaje, los vinos varietales no son nuestra cultura, nuestro saber hacer”. Sin embargo, al llegar a Mendoza se encontraron con condiciones climáticas diferentes y una cultura distinta y se adaptaron a nuevas formas. “Como estamos en Mendoza, la mayor parte es Malbec, que realmente es la cepa reina del lugar. También nos encontramos con Cabernet Sauvignon, Merlot, Syrah y Petit Verdot, 3 de ellas son de Burdeos así que las conocemos muy bien. Syrah no tenemos en Burdeos pero con las condiciones climáticas de la zona, pensamos que podría darnos buenos resultados y como no estamos limitados por denominaciones de origen, lo hemos hecho y nos funciona muy bien”, agregó.

LA PALABRA CLAVE ES EQUILIBRIO. Cuando se trata de los vinos de Cuvelier Los Andes, el equilibrio es el sello característico. “Siempre se puede mejorar y cada año es diferente. Si bien tenemos muy claro lo que queremos producir, tenemos que adaptarnos al clima y eso es parte del encanto, no controlamos todo y no vamos a poder controlarlo nunca. Es saber lo que queremos crear y cómo lograrlo con las condiciones que tenemos. La idea es que le guste lo que encuentren”, comentó Baptiste.
Actualmente, la bodega produce blends y varietales, aunque las dos grandes estrellas son el Grand Vin, elaborado con Cabernet Sauvignon, Merlot, Syrah y Petit Verdot (en diferentes proporciones de acuerdo a la cosecha), y el Colección, que sería la segunda etiqueta, al mejor estilo de los vinos de Burdeos.
Pero además de estos dos blends, también elaboran el Gran Malbec y los varietales de Merlot, Cabernet Sauvignon y un rosé al estilo de Provence, ideal para el clima latinoamericano. Todas estas propuestas estarán próximamente en restaurantes y tiendas especializadas y gourmet del país, gracias al trabajo de su importador, Apolo Import.
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