Por Florencia Parodi
Catar es una experiencia multisensorial en la que necesitamos agudizar cada uno de nuestros sentidos, para que los estímulos más sutiles no se nos resbalen en un descuido. Sea vino, café, pan, chocolate… y por qué no, arte. Todo aquello que nos invite a descubrir una obra, capa por capa, es una cata.
Y este es el concepto de CATAS NÓMADAS, una serie de encuentros misteriosos y apasionantes en torno al vino pero que suma otro ingrediente, que como nunca, marida a la perfección: el arte.
“Catas disruptivas en lugares que inspiran”, así las definen sus creadoras, Antonella Volpe y Chip Sacco, quienes nos contaron que la idea nació de una charla entre copas: “…pensamos en qué podríamos hacer con el vino ya que eso nos unía bastante. Las dos participamos de varias catas a lo largo de nuestra vida y coincidimos que faltaba algo que convierta ese mood aburrido que rodea al vino en un evento divertido, algo totalmente fuera de lo común y formal”.
Una vez que tuvieron la idea, era tan claro y tan preciso lo que imaginaban, que no dieron vueltas, Catas Nómadas estaba en marcha desde esa misma noche. “Enseguida creamos el logo nosotras mismas (somos diseñadoras), luego cuenta en Instagram, mail, y nos lanzamos en la Expo Vino para que los importadores nos conozcan […] luego de 10 días hicimos el primer evento que para nosotras fue un éxito rotundo y no paramos hasta hoy”, nos contaron.
ARTE Y VINO. Catas Nómadas se trata de encuentros en diferentes lugares del país (abiertos o cerrados), cada uno con su temática propia, que combinan una selección especial de vinos, con diferentes manifestaciones culturales y artísticas que dan color a la noche.
La cata es guiada por un sommelier experto como Alejandro Sciscioli, quien lleva a los invitados en un viaje sensorial e histórico a través de los vinos; que en cada ocasión, varían de productor, procedencias y estilos.
Por su parte, la puesta del arteestá a cargo de los artistas. En los eventos que realizaron, además de vino, ya sirvieron conciertos de música, como presentaciones del grupo Mente Nativa, Mauri Rodas, Nico Vera, etc.; moda de Ilse Jara; fotos, arte de la mano de Ingrid Seall; decoración, y mucha gastronomía.
Todos estos ingredientes convirtieron cada encuentro, en una tertulia en torno a la creatividad, la pasión y el vino. Hasta el momento ya realizaron, además de encuentros privados, 7 ediciones, con temáticas comoBack to 90’s; Play,wine, Fun; Hello Spring, entre otras.
Para Antonella y Chip, Catas Nómadas es la oportunidad de unir vino y arte en un ensamblaje todavía no muy explorado en Paraguay, pero que gracias a la visión que mantienen, de poco están logrando instalar: “Catas Nómadas hoy es mucho más de lo que pensamos que sería. Hoy se convirtió en un movimiento que se puso de moda, es casi un show de vinos y arte”.
Sin embargo, este show les ha planteado desafíos, entre ellos, el de conseguir que el público valore lo que el arte realmente es. “Uno de los desafíos más complicados fue tener fondos suficientes para el arte, Catas nómadas, aparte delos vinos como protagonistas, une muchos aspectos. Es como una experiencia multisensorial, siempre vinculada al arte.Vivimos en una sociedad en la que no estamos acostumbrados a pagar por una experiencia o por arte, nuestro desafío fue y sigue siendo ese. Tener cada vez más recursos para pagar lo que realmente vale una obra”, explicaron las nómadas.
EL CONSUMIDOR PARAGUAYO. Desde que iniciaron en mayo y hasta hoy, han llevado a cabo diferentes tipos de eventos, como catas cerradas, en ferias, etc. Todo esto las sumergió no solo en el mundo del vino, sino también en el mundo de sus consumidores, permitiéndoles conocerlos cada vez más para comprender hacia donde deben marcar el rumbo. ¿Y cómo es el consumidor paraguayo de vinos? “Definitivamente es un consumidor de gustos más tradicionales que si viviéramos en una zona vinícola o mediterránea, que ya están acostumbrados a exóticos sabores y maridajes, pero por suerte, nos acompaña un movimiento gastronómico que está en crecimiento. También notamos mucha curiosidad por saber cada vez más sobre vinos”.
¿HACIA DÓNDE MIGRARÁN LAS NÓMADAS? Desde que nació como proyecto, el desafío que Antonella y Chip se plantearon, fue reinventarse, sorprender y marcar tendencia. “Hay mucho, pero como ya dijimos, reinventarse suena muy lindo pero para que sea posible, es necesario no parar de proyectar. Terminar una cata y estar pensando en la siguiente y en el año que viene y en qué más podemos modificar o mejorar para marcar tendencia”, explicaron.
Siempre bajo la consigna de unir el arte y el vino; de ofrecer propuestas novedosas para que una cata deje de ser un rosario de atributos del vino, sino más bien, un momento para dejarse llevar por las sensaciones que produce y compartirlas con el otro, las Catas Nómadas seguirán encontrando espacios en la ciudad y en el país, donde desplegar esa complicidad que las caracteriza, copa a copa.
Y siempre con ese halo de misterio que las envuelve, “no podemos contar lo que se viene porque el factor sorpresa es una constante para nuestros clientes, pero sí podemos decir que hay mucho más”, nos adelantaron.
Las une una larga amistad y las conecta la pasión por el vino, pero hoy también comparten este emprendimiento, que cada día cobra más fuerza y que poco a poco, se va convirtiendo en todo un movimiento que suma ingredientes culturales, artísticos y gastronómicos.
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