Por Alejandro Sciscioli

Nunca es necesaria una excusa para descorchar una botella de vino. En todo caso, las razones comienzan a aflorar cuando quienes nos acompañan son amigos muy queridos y, por ello, buscamos elevar el nivel de las etiquetas y de ese modo brindar mejor con ellos.
El pasado 10 de julio, un grupo de amigos, lectores y anunciantes de este portal se dio cita para concretar lo que fue la tercera cata del año de Parawine.com, en la cual se degustaron a ciegas nueve excelentes etiquetas tintas blend, todas con interesantes particularidades.
Puntualmente, a partir de las 20.30 fueron llegando los ganadores del sorteo, quienes recibieron como obsequio por parte de la importadora AJ SA “Calidad Ante Todo” una botella decorada de Finca Flichman Malbec Roble 2009.
Y luego, sí, una a una las copas fueron llenándose con la bebida de nuestro afecto.
Primero degustamos un J. Bouchon 2011 Carmenere - Syrah, vino en el que el Carmenere se siente a la legua. De color rojo carmín profundo y brillante, en nariz resulta muy expresivo, con clarísimas notas a pimientos rojos, fruta roja fresca, especias (pimienta), tomate. En boca es jugoso, fresco y entra muy bien; se sienten suaves notas herbáceas y a pimientos; final suave y muy agradable. Todos quedamos encantados con este buen hijo de Chile.
En segundo término, Argentina se expresó en la copa. Yauquén 2011 Malbec - Cabernet Sauvignon dejó bien impresionados a todos: muy atractivo color rojo rubí brillante con destellos violáceos; nariz muy expresiva con notas frutales (cereza), especias y un leve toque a frutos secos. Entra muy bien en boca, es equilibrado, tiene una rica acidez y se sienten notas dulzonas.
Rápidamente pasamos a la tercera etiqueta, Santa Julia Magna 2009, un assemblage 50% Cabernet Sauvignon, 40% Malbec y 10% Syrah. ¿El resultado? Un gran vino: de color rojo profundo, vivaz y con matices violáceos, en nariz primero es un poquito cerrado (por lo que estaría bien decantarlo previamente) y luego presenta claros aromas de frutos rojos y secos, especias, mermeladas, vainilla y una suave nota a uva pasa. Entra bien en boca, redondo y sedoso, con final medio a largo. ¡Muy bien!

MÁS PARSIMONIA. A esta altura ya estábamos tomando más tiempo en degustar y compartir impresiones sobre los vinos. Por ello tardó un poquito en llegar a las copas Rutini Cabernet Malbec 2009, un vino que a mi particularmente me gusta mucho. Posee un muy bello color rojo rubí profundo y brillante, y en nariz se siente la fruta roja cocida, notas especiadas, un leve toque floral y vainilla. En boca, este buen embajador de Argentina marca territorio: entra con potencia, llena bien la boca e incluso hay taninos presentes, es picantito, y deja al final una muy agradable nota a café. Nunca defrauda.
Debido a la escasez de decantadores no pudimos decantar el vino que llegó en quinto término. Por ello dejamos reposar en copas y aireamos bastante el Don Nicanor Blend 2009, blend de Cabernet Sauvignon, Malbec y Merlot que tiene mucho para contar. Su color es de un rojo rubí profundo y brillante. En nariz seduce con sus notas a vainilla y a fruta cocida y sorprende con toques a eucalipto. Entra muy bien en boca (la llena bien), es conciso, con buen cuerpo y estructura y un maravilloso retrogusto avainillado, largo y agradable. Importante: en la medida que se abre es más y más rico. Repito: para decantarlo y esperarlo.

CON DECANTADORES. Desde el sexto vino comenzamos a servir los vinos que estábamos decantando desde hacía una hora aproximadamente.
Así, le tocó el turno a Luigi Bosca De Sangre 2009, compuesto por 70% de Cabernet Sauvignon, 15% de Merlot y 15% de Syrah. De color rojo rubí bien delicado y no tan profundo, en nariz es delicioso, con notas a fruta roja cocida, mermeladas, vainilla, chocolate. En boca tiene buen cuerpo y estructura, llena bien la boca, tiene taninos presentes que no molestan. Un vinazo.
Luego, una sorpresa, Alma Negra Misterio I 2009, vino cuya composición supimos luego debido a que estaba presente en la mesa el importador de la marca (no están los datos en la botella y mucho menos en Internet). Como su nombre lo indica, se trata de un misterio su ensamblaje, aunque gracias a Rocío Celauro nos enteramos de que el Malbec y el Bonarda están allí presentes. Su color es rojo muy profundo y brillante, tanto que hipnotiza. En nariz es dulzón, con notas a mermeladas, fruta en compota (lo que se explica por la presencia del Bonarda) y notas a vainilla. En boca es una exquisitez: redondo, jugoso, de taninos dulzones, amable pero consistente; en la medida que se abre en la copa mejora y mejora. No puede faltar en tu copa este gran hijo del winemaker argentino Ernesto Catena.
Seguimos con Doña Bernarda 2009, ícono de la viña chilena Luis Felipe Edwards compuesto de Cabernet Sauvignon, Syrah, Carmenere y Petit Verdot. Su color es muy atractivo, rojo profundo, con notas violáceas. En nariz se destaca el Carmenere con sus típicas notas a fruta fresca, toques herbáceos, locote rojo, más notas especiadas y avainilladas. En boca tiene todo lo que un gran vino debe tener: gran entrada, buen cuerpo y estructura, más toques picantitos y  retrogustos ahumados, con un largo y delicioso final. Otro golazo en la copa.
El broche final lo dio otro gran producto trasandino, Santa Alicia Millantu 2007, assemblage de Cabernet Sauvignon, Cabernet Franc y Carmenere. De atractivo color rojo rubí, este vino tiene mucho que contar en nariz, ya que es muy expresivo a pesar de su edad: mucha fruta, notas a locote rojo (el Carmenere nuevamente se destaca en el ensamblaje), especias (pimienta) más unos fantásticos toques herbáceos y mentolados. Entra en boca con delicadeza, aunque permanecen los sabores allí por mucho tiempo; tiene buen cuerpo y sus taninos dulzones y redondos nos indican que estamos ante un gran vino.

CONCLUSIÓN. Lo bueno de este tipo de encuentros es que siempre, pero siempre, nos envían grandes vinos para degustar. Y esta vez no fue la excepción. Nos encontramos ante productos que, con sus matices, sí o sí se merecen un lugar en la cava de todo amante del vino.
Tras repetir alguna copa del vino que más llamó la atención a cada participante, el grupo cerró la noche con una promesa que a esta altura es una invitación imposible de eludir: hasta la próxima cata. Esperemos que el momento llegue pronto.