Por Susana Sciscioli

Hay vinos que para los wine lovers son verdaderas obras de culto. Pueden citarse varios, pero si nos referimos específicamente a Chile, al instante surgen los nombres de Viñedo Chadwick y Seña, joyas embotelladas cuyo génesis está ligado a nombres ilustres de este mundo vitícola que tanto nos apasiona.

Viña Seña se fundó en Chile en 1985 por dos grandes viñateros. Uno de ellos es Robert Mondavi, tal vez el padre de la revolución de California en los años '60 y '70, autor de un vino tan famoso como el Opus One, y el otro fundador es Eduardo Chadwick, heredero de una de las tradiciones vitivinícolas más grandes de Chile, ya que con Viña Errázuriz su familia tenía más de 100 años haciendo vinos”, explica Sebastián Ramírez, director regional de Viñedos Chadwick y Seña para Latinoamérica, quien visitó el país recientemente. 

En conversación con Parawine, el ejecutivo comentó que, juntos, Mondavi y Chadwick deciden crear el primer joint venture internacional del vino chileno. “La idea era mostrar al mundo el verdadero potencial de calidad que tenía Chile. Para eso crean Seña, como una señal al mundo de que por primera vez Chile estaba disponible para hacer un vino de clase mundial”, prosigue. Y luego reflexiona. “pero ya antes había buenos vinos en Chile. Sí, pero la vocación de esos buenos vinos era venderse en el mercado nacional, no tenían la visión de llegar a las cartas de vinos de grandes restaurantes internacionales”. 

PublicidadAsí, Seña fue el primero en hacerlo en 1995, y en ese mismo año aparece Almaviva. Más tarde, en 1999, llega Viñedo Chadwick, “con la idea de hacer un ensamblaje bordelés que todo el mundo pudiera apreciar y entender con un alma chilena”, prosigue Ramírez. 

“Entonces, Seña cuenta esta historia del primer vino embajador de Chile para el mundo, con la idea de mostrar ese gran potencial. Ahora bien, eso no se construye de un día para otro. Eduardo y Mondavi tenían en su cabeza desde el hito cero, desde que pusieron la primera planta, la idea de hacer el mejor vino. Un vino excepcional. Pero luego viene la historia de convencer al mundo y demostrarle que realmente Seña era ese vino”. 

- ¿Ese fue el momento para que la "señal" se diera a la luz?
- Sí, exactamente. Pero luego, en 2004, viene el mayor desafío. Mondavi vende sus negocios en California y le ofrece a Eduardo Chadwick comprar su 50% de Seña. A partir de ahí, Eduardo queda como propietario de Viña Seña. 

Publicidad- Y en ese 2004 también se dio la famosa cata a ciegas de Berlín… 
- En 1999, Eduardo lanza al mercado Viñedo Chadwick en homenaje a su padre. Previamente, el viñedo fue plantado sobre la cancha de polo del padre de Eduardo, en el jardín de la casa donde ellos vivían. El padre era un gran jugador de polo, el mejor en la historia de Chile. Pero ya en los '90, cuando su padre era mayor, Eduardo lo convence. Lo plantaron y así, en el año 99 lanzan la primera cosecha de Viñedo Chadwick. Entonces Eduardo ya en los 2000, con Seña en una mano y Viñedo Chadwick en la otra, dice: "Tenemos que hacer algo para mostrar al mundo la calidad de lo que estamos haciendo acá”. Así, en el 2004 organiza una cata a ciegas junto a un inglés muy famoso que se llamaba Steven Spurrier, quien tenía una tienda de vinos en Francia y escribía para la revista Decanter. En Berlín se realizó la cata a ciegas y los tres mejores vinos de Eduardo (Chadwick, Seña y Don Maximiano) compitieron contra grandes vinos de Francia. Los jueces eran todos europeos a fin de que ellos mismos pudieran opinar sobre los vinos chilenos. Eduardo sentía que, si al menos uno de sus vinos quedaba dentro de los primeros 5 lugares, ya se empezaba a demostrar su punto de grandeza. 

- ¿Y qué ocurrió?
- Esa noche, los mismos europeos eligieron en primer lugar a Viñedo Chadwick, un Cabernet Sauvignon plantado sobre la cancha de polo, y a Seña, el primer vino ícono ensamblaje bordelés con espíritu chileno, con el segundo lugar de la cata. Estaban por encima de grandes vinos franceses, algunos de ellos tenían 100 puntos Robert Parker. Esto dio a Chile una inyección de confianza para entender que el país tenía herramientas y vinos para poder competir y reclamar un lugar en este mundo de los vinos clásicos de alta gama. Cuando los críticos empezaron a conocer Chile y toman la confianza de decir que mecen los 100 puntos, es que eligen primero a Chadwick, en su cosecha 2014, para dárselos. Posteriormente, los entregan a Seña en 2015. 

PublicidadDE PUNTOS Y PUNTAJES. La cava que Monalisa posee en el Paseo La Galería siempre será una distracción para cualquier amante del vino, ya que las etiquetas expuestas llaman la atención en todos los sentidos. Sin embargo, la conversación se había puesto tan interesante que el marco había pasado a segundo plano. 

- ¿Cuál es el motivo de tu presencia en Paraguay?
- Hoy estamos aquí celebrando y lanzando la cosecha 2021 de Seña, que ha recibido nada menos que 100 puntos del destacado crítico James Suckling. Para llegar a este vino todo se dio como debía pasar. La primavera tuvo una temperatura correcta para despertar a todo el viñedo, mientras que el verano fue un poquito más frío para asegurar que la madurez fuera más lenta y así poder tener vinos que realmente lleguen a un excelente balance entre taninos, alcohol y acidez. Estas son las características que obtenemos en Seña y Chadwick: vinos sumamente elegantes, complejos, sutiles, muy agradables en boca, aterciopelados…

En este punto vale recordar el palmarés de ambas viñas. Viñedo Chadwick ganó 100 puntos en tres ocasiones. Los expertos que otorgaron este puntaje fueron James Suckling (a las cosechas 2014 y 2017) y Luis Gutiérrez de Robert Parker’s Wine Advocate, quién también premió con puntaje perfecto a la cosecha 2017. Seña, en tanto, logró la calificación perfecta de 100 puntos en tres ocasiones distintas, todas otorgadas Sucklingl para las cosechas de 2015, 2018 y 2021.

PublicidadUBICACIÓN Y TERRENO. Seña es un blend tinto único al estilo bordelés con un alma muy chilena. Su variedad predominante es Cabernet Sauvignon, mientras que Carmenere lo vincula claramente con Chile. Cabernet Franc, Malbec y Petit Verdot completan la mezcla. Ubicado en el Valle de Aconcagua, a 40 kilómetros del Océano Pacífico, el viñedo de 42 hectáreas de ladera de Seña presenta una gran diversidad de suelos bien drenados de grava y rocas de origen volcánico y coluvial. El ideal clima mediterráneo influenciado por los efectos refrescantes de la corriente de Humboldt del Océano Pacífico crea las condiciones perfectas para producir uvas tintas que alcanzan un excelente nivel de madurez con una acidez equilibrada. 

PARAGUAY, EL PRIMER MERCADO. Un aspecto destacado por Sebastián Ramírez fue Paraguay fue que el primer mercado logrado por Eduardo Chadwick, cuando comenzó a trabajar con Viña Errázuriz, fue el Paraguay. “Estos son vinos más bien escasos. De Chadwick vinieron unas 90 botellas y unas 600 de Seña para todo el país, para todo el año. Son vinos de colección o para ciertos restaurantes o ciertas cartas. Para consumidores que tienen cavas, que apuestan por guardar vinos, ya que son vinos cuyo valor va a crecer en el tiempo. Esa es la idea de estos vinos, que pueden ser guardados por 15, 20 o 25 años”, destacó. 

- ¿Cuáles son las expectativas y lo que esperan lograr?
- Bueno, uno quisiera todos los años tener los 100 puntos. Pero obviamente sabemos que no es así. Eso es lo bonito del mundo del vino. Cada cosecha es una sorpresa y hay que trabajar en torno a ella, con ella, no hay que enfrentarla sino entenderla. Yo creo que la consistencia es un gran desafío, más allá de los tres 100 puntos de Señas o tres 100 puntos de Chadwick, si nosotros vemos los últimos 10 años de estos vinos, sus puntajes son siempre sobre 98 puntos. Esa es la consistencia que buscamos.