Traducción y texto: Florencia Parodi
Fotos del texto: www.decanter.com
Foto principal: archivo Parawine

Hubo un montón de candidatos para esta lista, desde los trotamundos pioneros que construyen sobre la tradición, a las generaciones más jóvenes que se mueven en nuevas direcciones más radicales. La tarea de Tim Atkin MV fue la de reducir esta lista hasta elegir los 10 mejores enólogos en Chile y Argentina. 


SEBASTIÁN ZUCCARDI
Argentina: Zuccardi y Cara Sur

“Soy tan evangelista tanto como soy enólogo”, dice Sebastián Zuccardi, mirando desde la nueva bodega de la empresa hacia los Andes. “Hacer vino no se trata solo de ciencia, por importante que sea. Las cosas que aún no fueron comprobadas, igualmente existen”. Uno duda al usar la palabra espiritual, pero Zuccardi parece ver siempre un lienzo más amplio en su búsqueda para producir “vinos andinos con sentido del lugar”.

Los cambios generacionales no siempre son sencillos en bodegas familiares, pero en Zuccardi, el proceso ha sido bastante armonioso. Sebastián relevó a su padre, José, en 2009 luego de pasar 7 vendimias trabajando en el extranjero. “Nunca he tenido un gurú”, dice. “Me permitieron seguir mis propios instintos”. El resultado ha sido una notable transformación en el enfoque y la fortuna de la bodega, alejándose de su base tradicional en el cálido este de Mendoza para ir al fresco Valle de Uco. 

Bajo su liderazgo, los Zuccardis han producido una serie de vinos de terruño, excepcionales, especialmente bajo las líneas Aluvional y Piedra Infinita. Y recientemente, Polígonos, que proviene de viñedos jóvenes de San Pablo, parece ser otra gran promesa también. Además, existe otro pequeño proyecto, Cara Sur, creado con su amigo Pancho Bugallo en el prometedor Barreal. 


DAVID BONOMI
Argentina: Norton y PerSe

Amable, popular y encantador, David Bonomi nunca deja de sonreír. Y debe de sonreír, ya que se ha convertido en enólogo a tiempo completo en Bodega Norton, donde sus Malbecs de único terruño y sus blends tintos son ejemplares, y sus blancos mejoran con cada cosecha. 

Pero Bonomi tiene otra razón para estar feliz. Con Edy del Popolo de la bodega Susana BalboWines, también tiene una pequeña pero prometedora marca de nivel mundial: PerSe. Hasta el momento, los socios solo han elaborado vinos con uvas compradas en la parte más alta de Valle de Uco, pero las dos hectáreas que han plantado en los suelos de Monasterio del Cristo Orante en Gualtallary, ricos en piedra caliza, son suficientes para hacer que cualquiera crea en la intervención divina. “Un lugar como este no tiene precio”, dice. “Es simplemente mágico”. 

Todavía nadie ha probado la primera cosecha (2016) producida en este lugar, pero el solo hecho de probar las uvas es una experiencia especial. Y dado lo que Bonomi y del Popolo ya han conseguido con su Malbec (Volare del Camino) y sus dos blends Malbec-Cabernet Franc (Jubileus y La Craie), por no mencionar su Chardonnay non-vintage al estilo Jerez (Volare de Flor), se sabe que será una revelación.


JULIO BOUCHON
Chile: Bouchon

Formado como periodista más que como enólogo, Julio Bouchon dice que no es realmente un hacedor de vinos. “Solo he trabajado en la bodega de mi familia, por lo que mi CV es muy pobre también”. Y sin embargo, solo con caminar con él alrededor de la finca familiar en Maule, se hace claro que tiene razón al decir “el vino fluye en mi sangre”. 

Bouchon ha estado manejando el negocio por solo tres años, pero lo ha llevado en una dirección radicalmente nueva. “Nos dimos cuenta que nos guiábamos por Burdeos, pero que nuestro lugar no tiene nada que ver con Burdeos. Decidí que necesitábamos nuestra propia identidad”. 

El resultado ha sido un cambio a uvas Semillón, Carignan, Malbec y País (esta última cultivada desde la “convicción” más que porque está de moda). Las viñas son salvajes, con más de 100 años de edad, y se enroscan alrededor de las ramas de árboles en la búsqueda de la luz del sol. Para cosechar las uvas, el equipo de Bouchon tiene que usar escaleras. 

Así como la mayoría de los productores de las nuevas generaciones, Bouchon solo utiliza fudres, tanques de cemento y ánforas para fermentar y envejecer sus vinos. “Todavía no he comprado un barril nuevo. No quiero copiar a Burdeos”. 


MARCELO RETAMAL
Chile: De Martino, Viñedos de Alcohuaz

Marcelo Retamal fue a ver a un adivino recientemente, quien, creyendo en la reencarnación, le dijo que estaba en la última de sus cinco vidas. Si eso es cierto, no la ha desperdiciado. Retamal es, posiblemente, el enólogo más influyente en Chile, un hombre con un impacto radical en la forma en la que su país elabora vino. Gran viajero, así como ávido consumidor de vinos de otros países, Retamal es tan creativo como abierto. Empezó trabajando en De Martino en 1996 y ha transformado el estilo de los tintos y blancos de la bodega, llevándolos hacia vinos con menos alcohol, menos extracción y poco o nada de roble. “Quiero intervenir lo menos posible”, dice. “Menos es más”. 

Retamal ha sido una de las figuras clave en el renacimiento de la región de Itata, promoviendo el uso de ánforas y las uvas tradicionales como Cinsault y Muscat, pero hace vinos de terruño por todo Chile. Desde el 2007, también se ha involucrado con Viñedos Alcohuaz, un notable nuevo proyecto en los altos Andes, sobre suelos de granito. Los dos blends de estilo mediterráneo que hace allí, Grus y Rhu, son dos de los tintos chilenos más sorprendentes. 


ALEJANDRO VIGIL
Argentina: Bodega Aleanna y Catena Zapata

Muy pocos enólogos manejan un restaurante desde su propio jardín. Pero vayan a Casa El Enemigo una noche cualquiera y el sitio está lleno, con música en vivo, comida excelente y botellas pasando de mesa en mesa. 

Este no es solamente un viejo restaurante –es un restaurante pero también es una fiesta. De la misma forma, su propietario Alejandro Vigil es un enólogo así como también un artista. 

La base de operaciones de Vigil también alberga una pequeña bodega donde elabora su extensa gama de vinos de El Enemigo Wines, enfocándose en Bonarda, Cabernet Franc y Malbec (especialmente blends de estas dos últimas). Aquí es donde puede experimentar y empujar los límites del vino argentino, especialmente con el uso de fermentación de racimo entero, viñas antiguas y tintos de terroir único. 

Pero eso es solo un lado de la vida laboral de Vigil. También está a cargo del extenso portafolio de viñedos y bodegas del Grupo Catena. Aquí se encuentra con una correa un poco más corta, pero los grandes recursos de los que dispone –unidos a su experiencia como científico del suelo – le han permitido hacer algunos de los mejores y más ambiciosos vinos argentinos: Nicolás, Adrianna Vineyard’s Mundus Bacillus y su premiado Chardonnay, White Bones. 


FRANCISCO BAETTIG
Chile: Errazuriz y Viñedo Chadwick

A Francisco Baettig le gusta citar a Groucho Marx cuando se le consulta acerca de su filosofía al elaborar vinos: “Si no te gusta, tengo otros”. Lo que quiere decir es que su abordaje en este oficio es cambiar siempre, influenciado por su experiencia y sus viajes al extranjero. “No me dejo llevar por la moda o las consideraciones comerciales”, agrega, “solo mi propio desarrollo”.

Ampliamente considerado uno de los mejores enólogos de Chile, y no menos por sus pares, Baettig es una presencia silenciosa y pensativa en la bodega. A través de los años, su estilo ha llegado a parecerse a los de sus héroes enólogos europeos – Michel Lafarge, Alain Graillot, Bernard Baudry, Bartolo, Mascarello, Paul Pontallier, André Perret – eligiendo elegancia y terruño sobre roble y poder. “Quiero que la gente beba una segunda botella, preferiblemente en la misma noche que bebió la primera”. 

Lo que más miedo genera en sus competidores es que él siempre está mejorando. El Las Pizarras Chardonnay 2015 es el mejor ejemplo de una uva producida en América del Sur, que brilla con una complejidad al estilo Borgoña, mientras que el Viñedo Chadwick 2014 es todo lo que un gran Cabernet del Maipo debe ser. “Es como los vinos chilenos de antes”, dice Baettig, “pero con un toque moderno”. 


MATÍAS RICCITELLI
Argentina: Riccitelli Wines

“La manzana no cae muy lejos del árbol” es el nombre de una de las marcas de Matías Riccitelli, pero también es el claro resumen de su vida. Su padre, Jorge, es una de las leyendas de la industria argentina del vino y su influencia paternal claramente ha sido importante. Matías empezó a trabajar como ayudante de bodega en Norton, a la edad de 16, y él y Jorge todavía elaboran un vino juntos, llamado Riccitelli&Father. “Siempre he seguido su ejemplo”, dice Matías. 

Riccitelli Junior ha estado haciendo sus propios vinos desde 2009, primero junto con su trabajo diario en Fabre Montmayou y ahora en su propia bodega en Luján de Cuyo. Es difícil seguir el ritmo de su creatividad – el portafolio ahora tiene 22 vinos, incluyendo todo desde Torrontés a Bonarda, Sauvignon Blanc a Merlot. 

Y sin embargo, la uva con la cual él ha construido su nombre ha sido, como corresponde, la Malbec. De hecho, se podría argumentar que con vinos como el “directo, transparente” Hey! Malbec y República del Malbec, ha logrado hacer más atractiva esta uva a las generaciones más jóvenes. Menos conocida es su Semillón de vid antigua, que ha ayudado a resucitar la reputación de esta histórica uva argentina. 


ALEJANDRO SEJANOVICH
Argentina: Buscado Vivo o Muerto, Estancia Los Cardones, Finca Uspallata, Manos Negras

Conocido como “El Colorado” por ser pelirrojo, Alejandro Sejanovich es uno de los enólogos argentinos intelectualmente más talentosos. Pocas personas pueden explicar los diferentes terruños del país tan bien y en tres idiomas diferentes. Luego de un año en la prestigiosa Ecole Nationale Supérieure Agronomique en Francia, dirigió la investigación vitivinícola y el desarrollo de la bodega Catena Zapata durante 16 años. 

En 2010, se fue para armar lo suyo con otro empleado de Catena, Jeff Mausbach, haciendo vinos desde Cafayate, en el norte de Argentina, hasta la Patagonia en el sur, principalmente de uvas compradas. La experiencia de Sejanovich con Catena significa que conoce los viñedos argentinos profundamente y que puede obtener el material ideal para expresar su distintiva gama de estilos. “Los grandes viñedos son el activo más importante de una bodega”, expresa. 

Los vinos de Sejanovich están en lo más profundo del Valle de Uco, especialmente de los viñedos de Tinto Negro 1955 en La Consulta y de los 4 tipos diferentes de suelo del viñedo La Escuela. Pero busquen los lotes más pequeños bajo la etiqueta Buscado Vivo o Muerto y el Malbec de Uspallata, ubicado a 2.000 metros en los Andes. 


LEO ERAZO
Altos Las Hormigas y Rogue Vine

Hacer vino en ambos lados de Los Andes no es algo único en América del Sur, pero aun así, sigue siendo inusual. Leo Erazo es un chileno que trabaja en Altos Las Hormigas en Argentina, junto con su propietario italiano, el consultor Alberto Antonini; así como también produce sus propios vinos en la región Itata de Chile, bajo las etiquetas Rogue Vine y Leonardo Erazo. 

En términos de variedades y climas, las tres bodegas no podrían ser más diferentes. Altos está enfocada en Malbec, especialmente Malbec de suelos de piedra caliza, mientras que Rogue Vine y Leonardo Erazo se especializan en blends de tintos y blancos de uvas como Cinsault y País, Muscat y Semillón, cultivadas en suelos graníticos sin irrigación. Sin embargo, el enfoque es notablemente similar: viñedos antiguos (donde sea posible), poco o nada de roble y mínima intervención. 

“Soy un terroirista tratando de volver a las raíces de la viticultura”, dice Erazo. Erazo hizo un Master en Stellenbosch en Sudáfrica en 2009 y comparte algunas de las ideas de la nueva generación de enólogos del Cabo. 

“He aprendido de profesores, académicos, enólogos y viticultores, pero he llegado a apreciar la importancia de la intuición”, expresa. En la universidad te enseñan una receta, pero la intuición es una parte vital del proceso creativo”. 


RAFAEL URREJOLA
Chile: Undurraga

Rafael Urrejola tiene una de las mejores cuentas de Spotify. Siéntate con él y cata en Undurraga, en una habitación llena de premios, y la música suena de fondo indefectiblemente. 

Los ecléticos gustos de Urrejola se extienden también a vinos. Como director técnico, parte de su responsabilidad es buscar parcelas especiales de viñedos para la serie TH (Terroir Hunter) de la bodega. Hay 16 de ellas ahora, hechas en pequeños lotes con uvas tan diversas como la Carmenere, Chardonnay, Pinot Noir, Riesling, Sauvignon Blanc y Syrah. 

La línea TH es una parte comparativamente pequeña de lo que Urrejola hace – Undurraga está ente las bodegas más grandes de Chile – pero es lo que lo ha llevado a estar el frente en el ranking de los mejores enólogos del país desde el 2011. 

Usando uvas de Limarí en el norte de Maule, ha producido una gama de vinos brillantes de sitios específicos. Pero no todo es debido solo a la calidad de las uvas. El toque de Urrejola en la elaboración es gentil y no invasivo, pero aun así, evidente

“Los vinos chilenos están finalmente comenzando a expresar mágicamente nuestra geografía, la influencia de los Antes, el subsuelo volcánico y la huella del Pacífico”, dice Urrejola. 

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