Por Alejandro Sciscioli

No hace mucho recibí la invitación para ser parte de una velada en la casa particular del titular de una importante firma importadora del medio. Al llegar me encontré con algunos amigos y, también, con el invitado principal del encuentro. Su nombre es Eduardo Petrini, un multifacético empresario argentino ligado al mundo del fútbol, quien decidió iniciar desde cero un proyecto vitivinícola en el Valle de Uco, desde donde salen unos vinos en verdad muy interesantes.

En el encuentro, Eduardo comentó los detalles de Casa Petrini, el nombre de la bodega, que se encuentra ubicada en el departamento de Tupungato, a la vera del río Las Tunas.

La idea surgió como la necesidad particular que el empresario sintió de contactar con sus raíces: al ser descendiente de viticultores, le pareció que ese debería ser el camino de vida que debería seguir con su familia. Fue así que el proyecto se convirtió en realidad, acompañado desde cero por el enólogo Ariel Angelini. 

Los vinos degustados esa noche y las muestras que posteriormente llegaron al país hicieron que el importador, Ramírez Díaz de Espada, diera el sí para representar y comercializar la marca en Paraguay. Y ahora que el primer contenedor llegó, los wine lovers paraguayos ya pueden disfrutar de estos vinos que tienen una historia que contar.



PARTICULARIDADES. El proyecto fue iniciado en el año 2013, año en que se plantaron la mayoría de las vides de las poco más de 30 hectáreas que posee la finca. La primera vinificación que se realizará en bodega propia será la de este 2019 (anteriormente trabajaban en instalaciones de colegas).

Hay varios aspectos que hacen al proyecto Petrini algo muy particular.

Primeramente, al estar la finca exactamente al lado del cauce del río Las Tunas, se destaca la importante presencia de piedras redondeadas y erosionadas tanto a flor de suelo como el subsuelo, que se presente muy heterogéneo, como casi todos los del Valle de Uco. En honor a este perfil la bodega tiene su línea Lecho de Río, un Chardonnay en verdad muy interesante.

Por otro lado, también hay sectores de la finca con roca volcánica que poseen ciertas propiedades electromagnéticas. De allí que el ícono de la casa, un tremendo Malbec, se llame Imán.

Finalmente, otro aspecto a destacar es que todos los vinos elaborados por la dupla Petrini – Angelini están fermentados con levaduras nativas. Por otro lado, solamente tres de los 9 vinos tranquilos del actual portfolio de la bodega (poseen también un espumoso) poseen crianza en barricas de roble.

Algunos de los vinos también son fermentados con un cierto porcentaje de racimos enteros.

Casa Petrini también posee en sus instalaciones un pequeño hotel boutique con pocas pero muy lujosas habitaciones, así como también un restaurante con una carta breve, pero muy precisa.



LOS VINOS. Menos el espumoso, todos los vinos llegan al Paraguay. La línea inicial se llama Invisible y está compuesta por un Malbec y un Chardonnay. Luego sigue un muy elegante vino rosado Malbec Tannat que es envasado en botellas de 500 ml. 

Después sigue la línea Casa Petrini, compuesta por un Malbec y un Tannat, ambos muy frutados y fáciles de beber, aunque con buen carácter. 

Le sigue el mencionado Lecho de Río, que se obtiene luego de cosechar la uva en tres momentos diferentes de maduración. Una parte del vino fermenta con sus pieles y, luego, una parte del vino es criado en barricas francesas. El resultado es un tremendo vino complejo en nariz y con gran cuerpo en boca, ligeramente salado. Maravilloso.

Un escalón más arriba está Casa Petrini Roca Volcánica Malbec y, subiendo otro peldaño, se encuentra el blend Talud, un ensamblaje con base de Malbec, más Tannat y Petit Verdot que tiene una crianza de 12 meses en barricas francesas usadas.

Por último, la joya de la corona, Imán Malbec, con crianza de 12 meses en barricas de roble.

La buena nueva es que estos vinos ya están en el mercado y, de a poco, irán ingresando especialmente en el canal gastronómico.

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