Desde el 2005, la bodega argentina premium de vinos de autor Mascota Vineyards –ubicada en Cruz de Piedra, Maipú (provincia de Mendoza), así como en otras zonas climáticas excepcionales, como Luján de Cuyo y Valle de Uco– conquista mercados en todo el mundo.
Para penetrar en los países más exigentes, Mascota Vineyards se especializó en cepas icónicas escogidas, como Cabernet Sauvignon, rey internacional de las variedades tintas; Chardonnay, cepa blanca emblemática; y Malbec, característico varietal argentino.
“Mientras el Malbec se proyecta en el mundo como cepa emblema de Argentina, el Cabernet Sauvignon mendocino avanza silenciosamente, haciendo su propio lugar en el paladar del consumidor, ocupando el tercer lugar en cuanto a hectáreas plantadas, superado en superficie solo por el Malbec y Bonarda; un dato que demuestra que su potencial no es novedad para nuestra industria”, menciona el enólogo Rodolfo “Opi” Sadler.
La Mascota hizo su presentación oficial en nuestro país el año pasado, de la mano de la importadora local Wines and Spirits, cuya cartera de clientes, desde entonces, ha registrado un crecimiento exponencial. Ello motivó a redoblar la apuesta y ofrecer una nueva línea: Opi. Esta denominación va en honor a su hacedor, quien se encuentra personalmente comprometido con el proyecto, desde el cultivo de la vid hasta la puesta en copa.
YA EN EL PAÍS. El portafolio de Mascota Vineyards en el país contempla las líneas Single Vineyards La Mascota, con sus variedades Malbec, Cabernet Sauvignon, Syrah, Cabernet Franc y Chardonnay; Gran Mascota, con sus cepas Malbec y Cabernet Sauvignon; el blend Unánime y Big Bat, también Cabernet Sauvignon.
La reciente incorporación de la línea Opi abarca sus variedades Chardonnay, Malbec y Cabernet Sauvignon, procedentes de viñedos mendocinos seleccionados situados a una altitud de entre 700 y 1100 metros sobre el nivel del mar, cuyos suelos arenosos y arcillosos son aptos para la producción de vinos finos.
Opi Chardonnay fue cosechada a mano, seleccionando racimos y enfriando el mosto a 10° C. A su prensado neumático y la fermentación alcohólica controlada a 15° C, se adhiere otro rasgo: el añejamiento transcurrió en barricas de roble francés y americano de segundo y tercer uso.
También los Opi Malbec y Cabernet Sauvignon son fruto de una minuciosa cosecha manual, con selección y descobajado (raspado) de racimos. Los procesos de fermentación y maceración maloláctica natural implicaron 25 días, mientras el añejamiento llevó seis meses en barricas de roble francés y americano.
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